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domingo, 12 de diciembre de 2010

Es, ¡“ovarudo”!

Se dice que las palabras tienen significados y que el lenguaje traduce pensamientos y actitudes. En los últimos tiempos todos estamos abrumados por los retos y situaciones que el futuro nos presenta. Tiempos que todos sentimos requieren de nuevos modelos y formas de hacer y pensar. Necesitamos no sentirnos condicionados por el pasado y las maneras de hacer que posiblemente hayan funcionado y que ya no funcionan.
Esta situación que hace que se pierdan referentes y que la incertidumbre sea el signo de los tiempos requiere de cambios mentales. De perder ese miedo a lo nuevo y no probado. Creo que fue Einstein quien dijo que “la locura es pretender obtener resultados distintos haciendo lo mismo”. Yo comparto ese pensamiento y hago apología de probar nuevos comportamientos y formulas para dar solución a las necesidades que claman nuevas salidas.
En este contexto, mi experiencia me dice que cobran especial relevancia palabras como: Cooperación, generosidad, responsabilidad, compromiso, austeridad, sostenibilidad, y una larga lista de principios que en algún lugar dejamos al borde del camino que hemos recorrido.
Son los sencillos, pequeños y colectivos que lo han pasado mal, que han tenido que pelear duramente para conquistar derechos al tiempo que cumplían deberes y exigencias, los que repletos de optimismo a cada pequeño logro de las personas que los integran, se convertían en estimulo del resto. Esos, son a los que deberíamos volver la vista.
En estos tiempos es necesario parar y observar, analizar y revisar. Tiempos donde si abrimos ojos y oídos conoceremos logros de personas que han tenido y tienen, fe en sí mismas y su entorno próximo, que se comprometen con ellas mismas y desde la generosidad y la ambición del logro beneficioso para la sociedad, apuestan y arriesgan proyectándose a su alrededor y contagiando algo distinto a la gripe A, una certeza: “Si podemos, porque creemos y lucharemos”.
Yo pertenezco a uno de esos colectivos, somos mujeres profesionales y empresarias que sabemos que es difícil conciliar la vida personal y la profesional, que tenemos que renunciar desde la libertad, a unas cosas para obtener otras, que estamos apostando por el futuro con responsabilidad e integridad y desde la riqueza que nos aporta la diversidad.
Estamos viviendo lo mismo que el resto de personas, pero entre nosotras sabemos que desde la sororidad y la cooperación podemos seguir avanzando hacia un futuro más justo, limpio, responsable y sostenible. Reclamamos la equidad de trato, el respeto a las personas y sobre todo mantener el bienestar de los menores y los mayores. Y lo hacemos porque nosotras, no solas ya que en los hombres que nos acompañan vemos compañeros de viaje, sentimos y vivimos con una gran implicación y dedicación un compromiso con su bienestar. Porque una sociedad se debería de valorar en la medida que obtiene el bienestar de aquellos que más ayuda y dedicación exigen. Unos porque representan el futuro de esa sociedad y otros porque gracias a ellos disfrutamos de muchos avances y conquistas, y se lo debemos.
Para que todos ellos sigan disfrutando del estado de bienestar que fundamentalmente deberíamos entender es para ellos. Los demás, los de en medio, debemos dar lo mejor de nosotros. Estoy segura que cuando entendamos que sólo es necesario que cada uno de con generosidad lo mejor de sí mismo, habremos llegado al inicio de la salida de este tiempo de incertidumbre. Ese día, será el día en que lo veremos con un optimismo realista, el optimismo de las personas que se sienten seguras porque sencillamente se saben capaces de afrontar los retos desde el respeto y la responsabilidad. Y eso es, lo que yo llamo, “Ovarudo”, que es una palabra inventada y como supondrán los etimólogos procede de la gónada femenina: el ovario.

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