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domingo, 12 de diciembre de 2010

El origen de la crisis

Hoy día de la Inmaculada Concepción en misa y escuchando con eso que llaman escucha activa he creído comprender, oyendo la primera lectura del Génesis el sentido de eso que siempre se ha llamado PECADO ORIGINAL.
Los hombres comieron del árbol y al hacerlo se dieron cuenta que estaban desnudos y se cubrieron. Al aparecer Yahveh- Dios se escondieron entre la arboleda. Y dios les llamo y el hombre contesto: oí el ruido de tus pasos por el jardín y tuve miedo porque estoy desnudo y me escondí. Y díjole Dios ¿Quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Comiste quizá del árbol que yo te prohibí que comieses?. Respondió el hombre: Ha sido la mujer que pusiste a mi lado la que me dio el árbol y comi. Dijo Yahveh- Dios a la mujer: la serpiente me engaño y comí”
Y ante esta lectura yo me pregunte ¿Cuál fue el pecado original? ¿caer en la tentación de querer ser cómo dioses? ¿esconderse para no afrontar lo hacho? ¿negar la responsabilidad de los actor y carecer de la capacidad de reconocer el error y asumirlo, confesando humildemente que se había infringido una ley? O ¿diferir o delegar sobre otro la culpa de forma inmadura e infantil?
Yo, sinceramente creo que el pecado es probablemente un compendio de todas pero el ORIGEN es, la no asunción de nuestra responsabilidad. Es ella la que nos conduce a la mentira, a la culpabilización de los demás de lo que es nuestra responsabilidad. Es el origen de la soberbia que nos hace creernos como dioses, de la sensación de vulnerabilidad y vergüenza que nos produce ser conscientes de nuestras limitaciones, de la cobardía y mezquindez de culpar a los otros de nuestras miserias, de mentir, de no afrontar con humildad que nos hemos equivocado y de admitir con dignidad que haciendo uso de nuestra libertad y voluntariamente, erramos y posteriormente fuimos conscientes de lo hecho y de sentirnos culpables de haberlo hecho.
Creo que ese es el pecado original, esa es la base de nuestros pecados: no ver que como seres hechos a semejanza de Dios estamos para asumir nuestra responsabilidad. Primero con nosotros mismos y luego con los demás. Y cuando eso lo tenemos claro, somos capaces de erar pero sobre todo somos capaces de reconocer y rectificar, de pedir perdón y asumir. No de escondernos, culpar a otros y mentir.
Creo, que lo que Dios nos quiso decir después fue que los seres humanos debíamos aprender una lección y que para ello nos iba a poner pruebas muy duras para que tuviésemos la oportunidad de entender desde lo profundo de nuestra alma que su mensaje es de liberación. Y la liberación se produce en el mismo momento en que nos hacemos responsables, que no es lo mismo que culpables. Entre otras cosas porque cuando te sientes responsable de tus actos y tu vida no existe sentimiento de culpa en ti y por eso no tratas de hacer culpables a los que te rodean.
Eres limpio de corazón y cuando lo eres es cuando de verdad empiezas a ser a imagen y semejanza de Dios. Eres un ser libre de mancha. Y ahora me pregunto yo ¿a que esperamos para descubrirlo? No les parece que todo empezaría a cambiar si todos y cada uno de nosotros empezáramos a asumir nuestra responsabilidad?

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