Anoche termino el mes de agosto y yo lo hice viendo una
película en el cine de verano de la Filmoteca en los Jardines del Turia: The Artist.
Una película diferente que conquisto 3 globos de oro, 6
Cesar, 7 BAFTAs y 5 oscars.
Una realización impecable y una historia dramática con final
feliz. Pero para mí una narración perfecta para ilustrar la resistencia al
cambio. La historia en un consagrado artista del cine mudo que no acepta el
cambio en su industria, y en su profesión. Vemos la negación, la obstinación,
la ceguera y la caída de todo aquel que teniendo éxito se aferra a lo que
siempre le funciono. Vemos en la historia el declive de una industria, el
olvido de los que triunfaron en ella, la evolución de los que cambian con ella,
la crueldad del entorno, la soledad del que pierde, la tristeza del que se
aferra, ……
Vimos el crash del 29 que expreso la crisis de una sociedad
y su posterior renacer.
Vimos lo efímero del éxito y el glamur. La lealtad de la
buena gente y de los animales que están siempre y más cuando se les necesita.
Pero sobre todo, es una lección que expresa las claves para
hacer ese cambio: la humildad para y ver la realidad que a veces está escondida
en el fracaso y el hundimiento más doloroso o extremo. La soberbia que te
destruye y quema hasta convertirlo todo en cenizas. La capacidad trasformadora
que descansa en dejarse ayudar por otros. La necesidad de hacer algo diferente,
quizás ni lo viejo ni exactamente lo nuevo, que comienza el camino de
reinvención. A veces la innovación personal y profesional está en un cruce de
caminos. La ilusión de volver a empezar una nueva vida con otras claves.
Todo eso vi ayer en esta película que te hace pasar por todo
el espectro de sentimientos y que acaba con un final feliz que hace que todo el
mundo aplauda. Porque si algo necesitamos hoy es la esperanza de que existen muchos
finales felices.
Al terminar, los cuatro que fuimos nos sentamos a hablar en
una terraza, fue una conversación enriquecedora y debatida. Fue un compartir y
sentir que podremos. Si, podremos cada cual encontrar ese camino de realización
personal que pasa por revisar nuestros miedos y limitaciones autoimpuestas o
aceptadas. Porque la liberación que conduce a un final feliz siempre es
personal, la haces tú contigo para luego compartirla con los otros. Porque es
una liberación que comunica al entorno que es posible y para convertir la vida
en un camino como las escenas finales de la película: satisfactorias y
realizadoras.
The Artist nos cuenta que alguien que se resiste a cambiar puede llegar
a hacerlo y así, convertirse en un ser
realizado y feliz. Porque triunfó sobre sí mismo. Y ese, es el único triunfo
sostenible.
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