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miércoles, 20 de junio de 2012

el primer cuento de mi amiga

Hacia tiempo que me rondaba la cabeza esta pregunta: ¿Que ha sido de Cenicienta? ¿Seguirá siendo la princesa del pueblo? Tras meses de investigación, su rastro se perdía en el momento que decidió abandonar su principado de Azul. No entendí en un primer momento porque decidiría abandonar su palacio. Cenicienta tenia todo aquello con lo que sueñan las jóvenes de hoy en día en toda Europa. Un marido adorable, una familia política fantástica y todas las posesiones materiales que se pueden desear.


Conseguí seguir su ultima pista y me embarque en el mismo vuelo que realizo ella, hacia ya cuatro años. Mi nuevo destino era Somalia. Allí tenía que localizar a las familias nómadas del clan Darod. Waris, que en somalí significa “flor del desierto”, es el nuevo nombre con el que los somalíes conocían a Cenicienta. Tras casi un mes recorriendo con un guía el territorio desértico de Somalia, localizamos a la tribu con la que vivía en ese momento. Lo primero que me sorprendió fue su rostro, transmitía paz, satisfacción y amor que expresaba con una gran sonrisa, que llenaba casi por completo su cara, y esa chispa especial que solo algunas personas consiguen transmitir con su mirada.

Waris me explico que su marcha de Azul fue muy meditada. Necesitaba crecer como mujer y persona. Sentía en lo más profundo de su corazón que la corte y la realeza solo le producía un vacío personal y recordaba con nostalgia los tiempos pasados con su familia. Su familia era de origen humilde y trabajadora. Añoraba los valores personales que le habían transmitido desde niña. Y decidió partir hacia uno de los países donde la mujer solo tiene valor como intercambio por camellos y donde además se practica desde tiempos inmemoriales la ablación.

Su objetivo era claro. Formando parte de cada tribu y enseñando a sus miembros sus vivencias personales conseguía transmitirles nuevos valores a las mujeres. Transformaba a las mujeres de cada tribu proporcionándoles sabiduría, seguridad, autoestima, y sobre todo ayudándoles a provocar los cambios internos en cada uno de los clanes con los que convivía.

Conseguía que las mujeres de los clanes fueran conscientes de su fuerza y realizaran los cambios, en apariencia tan pequeños, que ni siquiera eran percibidos por los ancianos del clan, pero que estaban revolucionando las mas estrictas estructuras tribales.

Waris “La Flor del Desierto”, se ha convertido en una mujer con mayúsculas. Una persona que cambia y transforma a todo aquel que quiere hacerse consciente de una nuevo futuro, el de las personas. Waris ha dejado atrás el Poder vs Mercado y lo convierte en el Amor vs Personas.

M. Jose MolláCotoli.

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