El hombre no es una máquina y nunca lo será, pero tristemente
vivimos en un mundo que lo trata de ese modo. Un hombre donde lo menos
relevante es su materia, porque esta es expresión de algo superior a ella. Hoy
ya sabemos que lo mental y emocional conforman lo material.
Hoy parece claro que nos encontramos en un momento de esos que
existen pocos en la historia de la humanidad. Un momento de cambio o crisis en
que es necesario realizar un cambio de gafas, un cambio de modelo mental. Un
cambio en la forma de aproximarnos a la realidad que nos rodea para
transformarla. La cuestión es como hacer esa trasformación. De dentro afuera,
de fuera adentro o ambas cosas. Una visión del mundo que integre la espiritualidad
en la consecución del bienestar de la persona, separándonos de esa
visión mecanicista y fragmentaria de la realidad que nos asimila a las
maquinas.
De eso es de lo que nos habla el libro al que corresponde el
capítulo que tenemos que comentar, de que estamos ante un “punto crucial”.
Y lo estamos, porque si no cambiamos en la forma de acercarnos a la realidad
llegaremos a la extinción no de la especie humana, sino de una forma de vida y
un bienestar al que todos y cada uno de nosotros aspiramos. «Un organismo que solo piensa desde el punto
de vista de su propia supervivencia destruirá inevitablemente su entorno y,
como estamos aprendiendo por nuestras amargas experiencias, también se
destruirá a sí mismo.»
Hay autores como Erwin Laszlo que dicen que nos encontramos ante
un cambio de era. Estamos pasando de la era del logos a la era del holos.
(anteriores fueron el mythos- caza recolección- y el theos – agrario y
pastoral).
El modelo industrial y cartesiano actualmente vigente pertenece a
ese logos y es claro que fracasa a la hora de dar respuesta a las
necesidades y nuevos problemas de este siglo, y la causa puede ser que no
entiende donde está el problema (Muchas veces carece de importancia determinar
cuál de estos factores ha sido la causa inicial de la avería. Las máquinas
funcionan según cadenas lineales de causa y efecto). La maquina trato de matar
al espíritu y se estropeo !Qué pena!
Lo que a mí me resuena de este capítulo, son dos grandes ideas que
determinan esa Visión Integral
que lo titula.
La primera la asimilación de organismo vivo a un sistema
abierto y regido por las leyes propias del mismo (Un organismo viviente es un organismo que se organiza a sí mismo) que
produce un cambio de visión y lo hace también en el abordaje de la salud de las
personas. Imprevisibilidad y capacidad de sorprender, creación en lugar de
construcción, modelos mentales previo a materialización (las estructuras de materia observadas son un reflejo de las
estructuras mentales) , función antes que estructura (Las actividades de una máquina vienen determinadas por su estructura.
En un organismo, sucede exactamente lo contrario: su estructura orgánica es
determinada por los procesos), autonomía, autoexpresión y
autoregulación del sistema (La
estabilidad de los sistemas que se organizan a sí mismos es extremadamente
dinámica y no debe ser confundida con el equilibrio). Vínculos y
comunicación que producen interacción, códigos y lenguajes compartidos y
propios de cada sistema (El papel crucial
desempeñado por el ritmo no está limitado a la autoorganización y a la autoexpresión,
sino que se extiende a la percepción sensorial y a la comunicación). Y todo
ello muy relacionado con nuestra medicina homeopática: individualidad,
autoregulación y comunicación. Desde que empecé el estudio de la homeopatía la
sentí como “la medicina de la comunicación”. Si el remedio no habla el mismo
lenguaje del cuerpo a tratar, no funciona. Luego, desde esa información es el
propio organismo quien se reajusta y lo hace desde su propia forma de ser,
sentir y pensar.
Todo ello modifica las reglas del juego vigentes de la
estandarización, los protocolos, la especialización y aislamiento, la
unidireccionalidad, la previsibilidad, etc. propios del modelo cartesiano.
En segundo lugar una visión integral y de relación. No
somos nada sin las relaciones que se establecen entre nosotros y en el entorno.
Nada funciona de forma aislada. Sistema e integral son conceptos unidos de
tal forma que cuando uno se destruye el otro desaparece (Las propiedades integrales son destruidas cuando un sistema se descompone,
física o teóricamente, en elementos aislados ). Ni podemos ver las partes
sin sus relaciones y la configuración del TODO al que dan lugar (Lo que se conserva en una zona en estado
salvaje no son los árboles ni organismos individuales, sino la compleja red de
relaciones que existe entre ellos.).
En contra de lo que mucha gente dice, yo pienso que vivimos una
sociedad de malestar porque estamos en una sociedad egoísta, victimista,
materialista y excesivamente individualista que ha perdido su relación con
los otros humanos y con el resto de seres de las diferentes especies y
por supuesto con la naturaleza que nos rodea. Una sociedad donde solo es
importante lo tangible y consumible y donde la parte emocional y espiritual,
como es difícilmente medible, es ignorada y segregada.
Adaptación, cambio y comunicación ((los sucesivos modos de
adaptación restituyen la mayor parte de la flexibilidad que el organismo) . Hay
que cambiar pero esta vez creo que cambiar pasa no por destruir lo anterior
sino por integrar lo que de bueno tengamos. (El
reduccionismo y el holismo, el análisis y la síntesis, son enfoques
complementarios que, usados con el equilibrio justo, nos ayudan a obtener un
conocimiento más profundo de la vida.).
Pero es que además se necesitan los dos enfoques complementarios (un
enfoque reduccionista para entender los detallados mecanismos neuronales y un
enfoque holístico para comprender la integración de estos mecanismos en el
funcionamiento de todo el sistema.)
Hoy no podemos olvidar que la mayoría de las relaciones que
existen entre los organismos vivientes son en esencia, relaciones de
cooperación caracterizadas por la coexistencia y la interdependencia, y por
varios niveles de simbiosis. Hoy ya tenemos mucha ciencia que lo demuestra.
Somos cada vez mas conscientes de que separar o excluir genera
disfuncionalidad que dentro de nosotros mismos no podemos separar el
interior del exterior, como no debemos separar la micro de la macroevolución ni
la necesidad del azar.
Hoy las gafas con las que vemos la vida deben ser
integrativas porque el concepto mismo de salud depende de manera crucial
de la visión que se tenga de los organismos vivientes y de su relación con
el medio ambiente. Somos integrales y estamos integrados.
Así que si me tuviese que quedar con algo muy pequeño creo que
elegiría la letra I de INTEGRAL que es la misma letra inicial de
palabras que definen esa nueva forma de abordar el mundo de la salud y el
bienestar y que está relacionada con una visión sistémica de la vida:
Invisible, interactiva, impregnada, imposible, imprevisible, innovadora,
intuición, inconformista, interrelación, identidad, imaginación, izquierdo,
información, inteligencia, inconsciente, imagen, implicación, interconexión,
interdependencia, e integración.
Así que si queremos obtener bienestar y salud no deberíamos
olvidar la necesidad de INTEGRAR. Porque salud se escribe con I de
INTEGRAR debemos tratar de integrar todo lo alopático y homeopático, lo
tecnológico y lo humano, lo tradicional y lo innovador. En resumen lo mejor de
cada uno para la consecución del más elevado fin del médico “restaurar la salud
de las personas”.
citas del libro de CAPRA, F. (2000). El punto crucial. siempre entre paréntesis y cursivas
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