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martes, 27 de agosto de 2013

Rendirse al universo

Esta tarde he disfrutado de una hora frente a un té verde con hielo conversando con una gran mujer.  Una mujer sabia por su experiencia de vida bien vivida. Una mujer de esas que comparte y da sentimientos porque posee un corazón limpio y bello.

Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y se trataba de ponernos al día un poco. La cosa empezó contándole  las muchas cosas que me habían sucedido en estos meses y causa de nuestra no coincidencia, luego le toco el turno a ella  y su evolución.  De pronto, saque mi libreta y empecé a apuntar frases con la clara intención de luego compartir la experiencia. “He decidido: rendirme al universo”, “mi vida tiene que entrar en una maleta de 30 kilos”, “ experimentar no tener casa”, “mis planes son para 2 meses” “ mi madre me ha dicho ¿Qué le vas a decir a tu hijo de 20 años?”, “Fuera miedos”, “ he metido todo lo que me sobra en cajas y voy a regalarlo”. Curioso ¿no?-

Pues es una mujer de más de 50 pero con aspecto de “ventipo”, que llego en una moto vintage vestida de colores vivos, que ha tomado la sabia decisión de no apegarse a las cosas, es más de desapegarse, y lo ha hecho desprendiéndose de todas ellas y siendo fiel a ella misma. Se va a la India a trabajar 2 meses a una ONG, haciendo lo que le gusta y siendo mami de niñas de un orfanato. Le ha costado, ha llorado, ha trabajado, ha desmontado negocio y casa. Y es la más rica porque se tiene a ella misma y ha sido valiente.

Tras nuestra conversación, que no voy a compartir, nos hemos despedido dándonos un inmenso abrazo. Yo me fui a una reunión de trabajo, cuando llegue me dijeron luces feliz con esa sonrisa ¿qué has tomado?, yo he dicho un té verde con una amiga, pues cualquiera lo diría, me dijeron. Sentí que emergía algo así como una envidia sana. Y es que, la felicidad autentica se contagia.

Quizás haya gente que al leer esto pensará que es una estupidez ingenua, que la realidad es más cruel. Yo creo que la crueldad esta en nuestros corazones materialistas y endurecidos. La gente feliz no tiene camisa, la gente sabia esta desapegada, la gente grande vive el presente y se rinde al universo, porque el universo siempre le devuelve lo que necesita para ser feliz y para compartirlo con la gente que tiene cerca.

Quizás en esta última semana del mes en que todo parece despertar a la vida sea una bonita reflexión: rendirse al universo. Al menos un poco.

domingo, 25 de agosto de 2013

¿Con partidos o compartida?

Estoy estudiando, y digo estudiando más que leyendo, un libro revelador. Es sobre organizaciones, modelos mentales y disonancias cognitivas.

Al final el éxito de cualquier organización humana radica en una visión comprendida, comprometida y compartida.
 

Pero para conseguirlo es necesario trabajar una seria de pasos, existe un proceso que se inicia por comprender que cualquier organización humana es un sistema sociotécnico.

Eso que queda muy mono en román paladino se traduce en que “lo que hace cada uno de los integrantes afecta a todo el sistema”. A todo, y cuando digo todos, digo todos hasta los más insignificantes y excluidos de la sociedad. 

Una nación/país así visto, como un sistema, debería compartir misión, visión, valores y metas.

Una comunidad para poder serlo ha de ser una agrupación de personas alineadas a unos valores comunes y distintivos. Solo así, es posible definir y comunicar una identidad diferencial relevante y vinculante, primero dentro del propio sistema y luego fuera. Eso es previo a una marca. Aunque desgraciadamente eso solemos olvidarlo o lo que es casi peor ignorarlo. Y de ese modo es imposible crear y consolidar marcas.

Esto se me ocurría pensando en mi país, España. Yo soy y me siento por encima de todo española. Y para mi ser española tiene unos significados muy poderosos y sobre todo los siento muy míos. Significados que no se si son compartidos por muchos y que responden a mi modelo mental de España.

Por eso, quizá ese primer trabajo a realizar fuese saber cuántos modelos mentales individuales tenemos los 40 millones de españoles y a partir de  ahí, establecer un territorio común.

Buscar los que nos une y aparcar lo que nos separa. Porque finalmente cada uno es solo una parte. Una parte que puede favorecer o entorpecer. Pero una parte de un TODO. Un todo, que en un mundo global pasa a ser parte de otro TODO y así hasta el infinito del universo.

Así pues, pensaba que deberíamos de empezar a cambiar el punto de visión: la perspectiva. Quizá así eliminásemos violencia y malestar. Quizá así ayudásemos a ese BIEN COMUN que es imprescindible para el bien individual.

Hecha esta reflexión que como todas las mías es caótica, recordaba una frase que me decía una amiga coach:”El leguaje no es inocente”. Y yo sé que no lo es, porque el lenguaje ayuda o dificulta la construcción de territorios comunes. Porque esa dispersión de modelos mentales existente hace que la interpretación de un mensaje pueda hacerse erróneamente. Es decir, que no entendamos lo que el emisor quiso decir, solo lo que nosotros según nuestra forma de ver creemos que dijo.

Dice Lakoff que las palabras evocan Marcos o paradigmas o modelos mentales asumidos. Y yo como todos pensé: que quizás no ayude a construir una España compartida, una España con partidos. Y espero se entienda bien.

No estoy diciendo sin formaciones políticas. Estoy diciendo partidos, en el concepto de separación o fragmentación. Hacer partes, separa, distancia y crea fronteras. Sitúa en malos y buenos. Pero sobre todo no construye COMUN.

Formaciones como organizaciones es una palabra que ayuda a alinear, para a su vez integrar en la diversidad. Habla de cooperar y no competir. Habla de colaborar y no entorpecer. Habla de ver la vida como lo que es un camino que debemos andar hacia el bienestar general del universo, del mundo, de algo que debemos asumir y que ni podemos ni debemos abarcar porque en ese momento podemos caer en la tentación de queremos apoderarnos y dominarlo.

Así que mi reflexión es que mejor COMPartida que CON partidos. Que mi España quiero que sea una comunidad  de personas que entienda la relevancia de lo común, de la comunidad humana alineada para compartir, comprometerse y comprender que aquí, venimos y estamos de paso y que lo que hagamos determina el futuro de los están y de los que vengan. Y que lo bueno que se ha conseguido es responsabilidad de todos conservarlo y protegerlo.

Somos gente extraordinaria y estamos en un continente que necesita de nuestros valores, esos que unidos a los de otros hacen de la diversidad una GRAN RIQUEZA.

Porque somos un continente viejo, un continente colonizador en el pasado y con karmas pendientes que deberíamos de solventar. Pero también somos un continente culto, avanzado, solidario y con historias y raíces valiosas que unidas a otras generan riqueza y que impuestas discordia.

Mi sueño una comunidad humana alineada con el compromiso de obtener un bienestar sostenible para el planeta. Y eso solo se hace desde otras claves y paradigmas.
 Y uno de ellos es COMPARTIDO e Integrador.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Nuestra peor enemiga

La mujer es su peor enemiga. Eso pensaba esta mañana tras haber estado hablando con una periodista siete años mayor que yo. 

Hemos estado comentando  como si no somos inteligentes y generosas las mujeres podemos perder mucho de lo conquistado por muchas feminas luchadoras y comprometidas que pulso a pulso, centímetro a centímetro, logro a logro, derecho a derecho. Han ganado muchas batallas, muchas.

Pero desde mi punto de vista cada una de nosotras hemos de ganar nuestra propia guerra. Y digo esto, porque pesa mucho la cultura. Esa cultura que traemos en nuestro ADN, esa que nos parece que no nos afecta y condiciona. Pero vaya si lo hace!
 

En el fondo, avanzamos poco. Poco porque seguimos valorandonos en función de parámetros muy animales, muy atávicos. Nuestra capacidad de conquistar un hombre, un macho alfa. Nuestra capacidad de mantener al macho a nuestro lado. Nuestra capacidad de conquistar otro si el primero nos deja. Nuestra forma de instrumentalizar el cuerpo y el sexo como vía de obtención de logros. Nuestra forma tan distinta de tratar hijos e hijas. Nuestra mala relación con la madre. Nuestro sufrimiento y soledad no compartida con otras. Nuestra ansia de ser perfectas en cada faceta, de exigirnos hasta la extenuación más propia de quien se desprecia que de quien se quiere. Cultivamos vidas infelices y trasmitimos a nuestras descendientes esa maldición.
 

Con mis experiencias vitales estoy escribiendo dos libros. Uno donde incito a la rebelión, esa  que es con tu peor enemiga: tu misma. Y el segundo es un llamamiento al perdón. Perdonar a esa madre que nos dio lo que le dieron y nos trasmitió lo que le trasmitieron. Ambas son historias llenas de aceptación, comprensión y perdón. Perdonarse a una misma por no ser perfecta. Perdonar a tu madre por que no entiende que lo tuyo no es un fracaso, es un éxito.
 

Con mas de cincuenta he aprendido algunas cosas, claves en mi evolución personal. En tu interior está la esencia de tu felicidad. Las amigas son un tesoro inapreciable. Y las elijo frente al macho. Quiero envejecer con dignidad, quiero estar orgullosa de mis arrugas, de mis canas, de mis años. Esos que me han permitido identificar a mi peor enemiga y ahora mi labor es ponerme en paz con ella, yo misma.

Os animo a hacerlo, cuando tú cambias, todo cambia.
 

sábado, 17 de agosto de 2013

"Referentes"

Cuando te rodea un mundo de incertidumbre y de cambio permanente cobran especial relevancia los “Referentes”. Una especie de brújulas  que sin darte soluciones, recetas o plantillas mágicas, son capaces de otorgarte la fuerza y la seguridad para tomar decisiones desde el miedo y la duda que surge de conocer  cuál será el resultado final.

Son en general, la representación de valores perdidos por la sociedad y sus guías tradicionales. No importa si son empresas o instituciones, si políticas o religiosas, si de una ideología o de otra, si de un color o de otro.

Valores como la integridad, la honestidad, la trasparencia, la equidad, el amor, la compasión, la solidaridad, el desprendimiento, la fortaleza espiritual, la autenticidad, el compromiso, la humildad, la entrega, la lealtad, la generosidad, ……. Una larga lista de ellos a los que hoy difícilmente ponemos cara.

Lamentablemente muchas de las caras que nos inundan en los medios carecen de ellos, demasiadas para la necesidad de los tiempos por que se transita.

Y es lamentable, porque esos valores tienen muchos rostros. Solo has de salir a la calle y observar con los ojos del corazón. Son millones de personas que en su día a día viven esos valores.

Pero eso siendo estupendo es, desde mi punto de vista insuficiente. Necesitamos hacernos conscientes de su trascendencia y cada uno en su entorno, en su micromundo, poner en valor ese referente. Necesitamos que se vean y que se copien. Necesitamos que no se agoten, necesitamos alcanzar rápido masa crítica.

Masa crítica visible de gente que hace lo que debe porque quiere. Porque haciéndolo se siente realizada. Porque lo hace desde el amor.

Somos una parte de un todo y eso no deberíamos olvidarlo nunca. Somos todos lo bueno y lo malo en un solo ente. Somos nosotros los que decidimos a qué lado nos inclinamos.

Somos humanos y por ende imperfectos, nuestro destino es un camino de perfección personal que revierte en el bienestar del común.

Y es, en este camino donde se hace imprescindible el papel de los Referentes. Esas personas a las que cuando dudamos, miramos, porque sabemos que son humanos como nosotros . Que les duele y les cuesta como a nosotros. Pero que hicieron y hacen un viaje cada día, que admiramos. Porque deseamos ser y sentir como ellos. Porque con ellos somos o nos sentimos mejores de los que creemos que somos  y eso nos impulsa a la conquista de la mejora.

 Necesitamos siempre y cada vez más “Referentes”.


domingo, 11 de agosto de 2013

Amor, sublime

Ayer una obra maestra del cine, con título de una palabra manida y mal entendida, dejo sin palabras a la gente que una noche de agosto estaba en la Filmoteca de verano en el Jardín del Turia en Valencia. Amor de Haneke.
Sublime sería para mí la palabra para definirla. De forma certera y serena, la película te conduce por un camino que todos transitaremos y que la sociedad actual nos ha enseñado a desear: llegar a la vejez.
Un sociedad hipócrita, superficial y destructiva de sentimientos profundos, como los que nos muestra la película. 

Se refleja una historia como existen muchas, donde el sufrimiento, la incapacidad, el desconcierto, la soledad, se van acercando al espectador de la mano de la narración.
De forma tranquila, bella, suave y con un tempo que hace que los 127 minutos no te cansen, inicias un viaje a tu interior que te ayuda a mirar lo que de forma compulsiva evitamos en nuestra sociedad: la decrepitud y la muerte.
Nos pone delante cosas como las diversas formas de afrontar lo más duro que vive un ser humano en el o en un ser querido: la perdida de capacidades que nos convierte en algo muy distinto a lo que creemos que somos. Pero que seguro seremos.
La no aceptación del entorno, la falta de amor en los profesionales, la compasión de los cercanos, o la incapacidad de los avances para dar solución a algo tan tremendo como el sufrimiento humano.
Es el micromundo de una pareja, que nos enseña el significado del verdadero amor hasta la muerte, que emerge de esta película para enseñarnos o insinuarnos las claves del AMOR con mayúsculas. Ese que no evoca la palabra, porque como tantas cosas la hemos banalizado hasta matarla. Un amor que no es sexo, no es placer, y si empatía, cuidado, mimo, respeto, entrega, sinceridad, honestidad y compromiso desde la libertad de elección. Un amor que es fruto del trabajo de años y que se alimenta. Un amor donde el sacrificio no es tal, porque desde tu individuación y propia identidad te das al otro. Y es en ese darte, donde creces y te sientes realizado.
Un amor más declinado en el espíritu que en la materia.
La película es una sinfonía donde cada personaje se convierte en instrumento y es la unión de todos ellos lo que la hace una obra maestra. Una comunicación con cada ser humano que lejos de dejarle indiferente pasa a ejercer una trasformación en tu más profunda intimidad.
Decía Albert Lladó en la Vanguardia que “El filme del austríaco es una película precisa, arriesgada, que concentra la fragilidad del ser humano” “El director ha demostrado una vez más que ‘su búsqueda no es la complacencia, sino conseguir activar los mecanismos más íntimos del espectador’”
Una complacencia que nos ha convertido en una sociedad sin recursos sólidos ante lo más dramático que le sucede al ser humano.
Ayer, conmocionada pero satisfecha, vi un grupo de personas que al terminar la película respondió con un profundo SILENCIO. Ese que expresa que algo te ha dejado movido por dentro, noqueado. Ese, que indica que estas ante algo SUBLIME.  Tan sublime como el autentico AMOR.