Hace unos meses compartía en mi muro de FACEBOOK mi mantra personal:
Agradece lo que tienes, Acepta lo que es y Aspira a lo que deseas sin renunciar nunca a ello.
Fue muy valorado por mis amigos en la red y desde entonces
hasta hoy he seguido recurriendo a él en momentos de stress o desesperación. Y
siempre obtengo un buen resultado.
No es nada original de hecho con diferentes expresiones o con parábolas
o historias muchos libros de autoayuda
lo reflejan.
Hoy le he querido dedicar unas líneas pues en los tiempos
que vivimos es un mantra que deberíamos difundir en la sociedad y especialmente
en las dramáticas situaciones de perdida que vivimos sin cesar. Se destruyen empleos,
se pierden recursos, servicios, ayudas, salud, alegría, organizaciones,
patrimonio, y lo peor: la esperanza y la ilusión.
Es precisamente cuando vivimos la pérdida de algo, cuando más
que nunca debemos repetirnos este mantra y en ese orden:
-
Agradecer-
Para poder hacerlo antes has de pararte a pensar unos minutos que tienes, y si debe ser agradecido. Es en ese hacerte
consciente, en valorar lo que tienes donde reside el carácter sanador. Y es
sanador porque te saca de la queja y el dolor y te impulsa a agradecer. Te cambia
de escenario sin moverte del sitio.
-
Aceptar
– Una palabra que no todo el mundo
entiende igual, pero que lo que es claro es que su significado es muy distinto
que resignarse o conformarse. Aceptar es asumir la realidad y hacerte
consciente de ella en el presente. Y como dicen algunos podríamos asimilar a
ese coloquial “lo que hay”. Una vez aceptado es cuando puedes transformarlo. Y puedes
transformarlo para bien cuando mantienes ese sentimiento de agradecimiento que
sin duda te sitúa en la atmosfera de lo positivo que ayuda a tener una mirada
de solución en lugar de condena.
-
Aspirar-
o negarse a rendirse por mucho que caigas. Aspirar es mantener la capacidad de
soñar sin la que no se es capaz de crear algo nuevo. Aspirar es mirar arriba y
creer en tus sueños. Es ser irredento y cuando nadie cree que es posible seguir
buscando salidas, buscando en las personas y situaciones lo mejor. Hacerlo como
quien busca un tesoro. Contagiar y sumar. Compartir y cooperar. Y aunque caigas
volver a empezar.
Lo cierto es que no es fácil y a mucha gente le sonara a
bisoño. Pero igual, es que no lo han probado nunca o no lo han necesitado. Yo
con los años, he ido aprendiendo que no debemos reírnos de los comportamientos
de otros, que con el paso del tiempo hacemos cosas que nunca pensamos que haríamos
y que quizás sean esas cosas las que nos aportan mayor realización personal. Y al
final de lo que se trata es de ser personas realizadas pues es la única forma
de alcanzar el bienestar.
Termino con la razón del título. La triple A a la gente de
mi generación nos llevaba al marco del terrorismo más radical. Mi propuesta es opuesta,
se trata de una revolución interior y privada. Esa que haces contigo mismo y
que te ayuda a crecer como persona en lugar de agredir a tus semejantes.