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viernes, 8 de noviembre de 2013

La triple A

Hace unos meses compartía en mi muro de FACEBOOK mi mantra personal: Agradece lo que tienes, Acepta lo que es y Aspira a lo que deseas sin renunciar nunca a ello.

Fue muy valorado por mis amigos en la red y desde entonces hasta hoy he seguido recurriendo a él en momentos de stress o desesperación. Y siempre obtengo un buen resultado.

No es nada original  de hecho con diferentes expresiones o con parábolas  o historias muchos libros de autoayuda lo reflejan.

Hoy le he querido dedicar unas líneas pues en los tiempos que vivimos es un mantra que deberíamos difundir en la sociedad y especialmente en las dramáticas situaciones de perdida que vivimos sin cesar. Se destruyen empleos, se pierden recursos, servicios, ayudas, salud, alegría, organizaciones, patrimonio, y lo peor: la esperanza y la ilusión.

Es precisamente cuando vivimos la pérdida de algo, cuando más que nunca debemos repetirnos este mantra y en ese orden:

-          Agradecer- Para poder hacerlo antes has de pararte a pensar unos minutos que tienes, y  si debe ser agradecido. Es en ese hacerte consciente, en valorar lo que tienes donde reside el carácter sanador. Y es sanador porque te saca de la queja y el dolor y te impulsa a agradecer. Te cambia de escenario sin moverte del sitio.

-          Aceptar –  Una palabra que no todo el mundo entiende igual, pero que lo que es claro es que su significado es muy distinto que resignarse o conformarse. Aceptar es asumir la realidad y hacerte consciente de ella en el presente. Y como dicen algunos podríamos asimilar a ese coloquial “lo que hay”. Una vez aceptado es cuando puedes transformarlo. Y puedes transformarlo para bien cuando mantienes ese sentimiento de agradecimiento que sin duda te sitúa en la atmosfera de lo positivo que ayuda a tener una mirada de solución en lugar de condena.

-          Aspirar- o negarse a rendirse por mucho que caigas. Aspirar es mantener la capacidad de soñar sin la que no se es capaz de crear algo nuevo. Aspirar es mirar arriba y creer en tus sueños. Es ser irredento y cuando nadie cree que es posible seguir buscando salidas, buscando en las personas y situaciones lo mejor. Hacerlo como quien busca un tesoro. Contagiar y sumar. Compartir y cooperar. Y aunque caigas volver a empezar.

Lo cierto es que no es fácil y a mucha gente le sonara a bisoño. Pero igual, es que no lo han probado nunca o no lo han necesitado. Yo con los años, he ido aprendiendo que no debemos reírnos de los comportamientos de otros, que con el paso del tiempo hacemos cosas que nunca pensamos que haríamos y que quizás sean esas cosas las que nos aportan mayor realización personal. Y al final de lo que se trata es de ser personas realizadas pues es la única forma de alcanzar el bienestar.

Termino con la razón del título. La triple A a la gente de mi generación nos llevaba al marco del terrorismo más radical. Mi propuesta es opuesta, se trata de una revolución interior y privada. Esa que haces contigo mismo y que te ayuda a crecer como persona en lugar de agredir a tus semejantes.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Princesa, no gracias!

Esta semana tuve el placer de compartir un seminario de sensibilización sobre igualdad con 16 mujeres. Mujeres diversas, profesionales y empresarias, integras y sobre todo comprometidas con la no discriminación de la persona por su género.

A lo largo del seminario se compartieron visiones y creencias. Y resulta curioso que no  nos creamos capaces de conseguirlo en solo una generación, no creemos que lleguemos a ver alcanzar ese objetivo. Eso sí, existe el firme compromiso de avanzar en lo poco y cada día para que nuestras hijas puedan verlo.

Y es hablando de hijas, es que escribo este post. Yo desgraciada o afortunadamente no tengo y por ello una vez más quiero pedir perdón por mi visión de lo que procedo a narrar. Fundamentalmente porque no llevo esos zapatos y no sé como reaccionaria en caso de hacerlo. Y desde esta premisa abordare el tema.

En ese compartir del porque de esa “NO igualdad” sin duda hablamos de la educación, de la de la escuela, de la de la casa y sobre todo de la del entorno social que a veces ejerce una presión difícil de contrarrestar sobre nuestras hijas.

Hablamos de los cuentos y las princesas y del mal que causa tanto a mujeres como a hombres. A unas por el hecho de hacerles pensar que ellas por si mismas son incapaces de alcanzar retos y que su forma de hacerlo es conquistar a un hombre poderoso. Y a ellos porque hace que si no son capaces de ser PODEROSOS se sientan frustrados, infelices y puedan llegar a la violencia como forma de escape de la presión. Y en cualquier caso a la necesidad de dominación.

Se puede o no, estar de acuerdo en ello pero cuanto menos vale la pena reflexionar un poco por en bien de TODOS.

En ese contexto, alguien hablo de una nueva moda en la celebración de cumpleaños infantiles: Princelandia. Y para ilustrarlo nos pusieron un video que no he podido encontrar pero que me hizo poner los pelos de punta, me revolvió el estomago y me prometí denunciar esa cosificación y esa perversión que significa hacer negocio con la instrumentalización de la mujer, en este caso menor.

No puedo ni quiero evitar decir a las madres de niñas que por mucho que sufran la presión de hijas y entornos, piensen en que cuando pasan cosas, como la anorexia, la bulimia, o la violencia de género creciente en adolescentes, que no entendemos y quizá parte del problema radique en todo esto con lo que somos permisivos. Y lo somos porque no somos suficientemente conscientes de la importancia de negarnos, la importancia de decir: no!!!.

Y lo digo, porque tras ese descubrimiento he podido comprobar que muchas madres que abominan de este nuevo producto comercial perverso “vestido de educacional”, que casi es lo peor, han llevado a sus hijas al citado lugar. Eso sí, habiéndolas advertido antes de sus efectos perversos. Y yo me pregunto qué porcentaje de madres han actuado así, por no ser disonantes con la presión social.

Yo siento ser tan radical en esto, pero alguien ha de decir que empezamos tolerando esto y acabamos sin darnos cuenta aceptando lo inaceptable y sufriendo lo indecible. Y la causa es que nunca debimos querer ser princesas o no princesas de esos cuentos donde nuestros destinos los decían otros.


Yo como casi todas las mujeres también quise ser princesa hasta que descubrí el precio a pagar. Hoy me siento orgullosa de decir bien alto: Princesa, no gracias!!

domingo, 22 de septiembre de 2013

Mostrar Humanidad


Con este título no pretendo hablar de lo que evoca a primer golpe de lectura sino de lo que debería significar.

Al leer o escuchar algo, siempre creamos en nuestra mente un marco en base a lo que creemos, nuestras creencias, nuestro modelo mental  o como queramos llamarlo y que esta condicionado por la cultura imperante en nuestro entorno.

Humanidad, en nuestro occidente, solemos asociarlo a respetuoso, a caritativo, a solidario, a generoso, a .....

De algún modo mostrar humanidad es siempre identificado con algo “bueno”. Con “la cara buena” del ser humano. Y eso está muy bien, pero no es real. Y todo lo que no es real no suele ser satisfactorio porque no coincide con la verdad.

Porque como dice el médico José Sebastián Coll "el egoísmo y el amor a la verdad no tienen punto alguno de contacto". Y el egoísmo es el triunfo del ego y el fracaso de la felicidad.

Sentirnos humanos, es ser consciente de que tenemos cosas buenas y cosas malas. Y ambas nos permiten evolucionar a mejor o peor según las afrontemos. Ya que facetas de nuestro ser. Y sin una de ellas dejaríamos de ser humanos.

Es, pues, sanador aceptar nuestra imperfección sin sentirnos culpables, sin sentir miedo a no ser queridos, sin sentir que defraudamos o nos defraudamos. Si a algo tenemos derecho es a ser imperfectos. Solo desde esa conciencia y aceptación es posible iniciar el camino de la superación. Simplemente porque es lo que nos hace crecer y evolucionar.


Y si esto es verdad para todo ser humano, lo es muy especialmente para nosotras las mujeres, que en los últimos tiempos parece más que nunca que debamos ser "muy humanas" con todos menos con nosotras mismas. Es decir NOHUMANAS.
Y eso, es un gran error porque hemos de ser solo eso: humanas. Y como tales, tenemos derecho a sentir dolor, a exigir respeto, a cometer errores, a no sentir lo que no sentimos y decirlo, a ponernos como prioridad, a equivocarnos y rectificar, y hasta a ser un poco “malas”.

Esta mañana ante un comentario de una situación personal, he tenido un doble y contradictorio sentimiento. En realidad tuve dos sentimientos casi al tiempo. Primero “el malo”, ese que a mí me hace sacar la espada de cortar cabezas. Luego el bueno, ese que te dice que con amor y tolerancia el beneficio es para todos. En ese instante sentí que sigo siendo imperfecta, sentí que me queda mucho por mejorar. Pero también me hice consciente de mi humanidad y pensé que en lugar de enseñar el lado bueno de la foto quizá deberíamos mostrar ese lado menos bello.

Ese compartir lo no tan “bueno” desde el deseo y el compromiso de superación, es muy terapéutico e inspirador, porque sencillamente es humano y al serlo nos acerca a los que son como nosotros, nos ayuda a ser humildes y comprender, a ser y tolerantes y a entender que a veces lo que vemos en los demás que no nos gusta es un reflejo de nosotros mismos. Esa quizá sea la humanidad que nos abre y acerca al otro.

y ese aproximarnos al otro es para nosotros es avanzar en un camino de realización y además modelo a imitar o referente a para que otros lo imiten.

Como humanos somos imperfectos aunque los medios y las campañas de publicidad solo vendan “lo perfecto”. Hemos de aceptar como dice Chopra nuestro lado oscuro si queremos alcanzar la luz. Esa es la evolución a la que deberíamos aspirar y a la que es necesario llegar para alcanzar la felicidad de verdad.

Así que mi propuesta es que a partir de ahora tratemos de mostrar nuestro lado más humano. El “bueno” y el “malo”. Incluso cuando no nos guste. Sencillamente porque eso es Mostrar Humanidad.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Querer o excusas

Pues a esa conclusión he llegado. Cuando pones o te pones excusas para hacer algo, es que no lo quieres con suficiente fuerza.

Se trata de ser riguroso con uno mismo y preguntarse de verdad, sin autoengañarse.

Ese es el punto clave, el autoengaño. Algo para lo que estamos tan entrenados que somos incapaces de detectar cuando nos mentimos.

Y nos mentimos siempre por miedo. Miedo a perder, a sufrir,  a ser criticados, a no ser queridos......

Y con miedo el sufrimiento está garantizado. Pero no cualquier sufrimiento, sino el más absurdo del mundo. Ese que no te hace mejorar, ese que carece de sentido. Ese que te hace infeliz porque te desgasta. Ese que poco a poco te mata. Eso sí, lo hace de forma lenta. Te va secando por dentro y al final eres nada.

Somos una sociedad de NADA. Donde todo lo dicho antes es cierto y veraz.

Pero de este círculo, solo sale uno consigo mismo. Y al salir, se convierte en modelo a copiar o imitar.

El título de este escrito es casi como un test dicotómico. Un test que no garantiza nada, salvo el no autoengaño. Pues creo que es el primer paso para poder dar el siguiente que conduce al cambio, a la decisión y la acción y al éxito o el fracaso, pero al movimiento y la vida. A la aceptación previa a la adaptación, a la responsabilidad y el compromiso personal que son la base para la libertad de verdad que conduce al AMOR y la felicidad.

No estoy diciendo nada nuevo, esto lo dicen las diferentes tendencias de espiritualidad y liberación del hombre de todos los tiempos.

Y para no quedar solo en algo teórico voy a plantear algunas cuestiones y al contestarlas vean si ponemos excusas para hacerlo ya, o buscamos razones inteligentes o creíbles.

¿Por que no como más sano?

¿Por qué no hago ejercicio?

¿Por que no soy generoso?

¿Por qué no comparto m tiempo con quien me necesita?

¿Por qué no decido cambiar mi trabajo si me esta matando la ilusión?

¿Por qué no aprendo un idioma?

¿Por qué no le digo que me molesta lo que hace?

¿Por qué no dejo a mi pareja si me esta maltratando?


¿Por qué no me voy fuera a trabajar?


¿Por qué no defiendo lo justo?

¿Por qué no entrego algo de mi?

¿Por qué no quiero pensar?

¿Por qué no dedico tiempo a meditar?

Siempre hay una excusa o una razón, una que hace que aplacemos la acción. Y si lo aplazamos una vez, lo haremos mil veces. Y lo único que conseguiremos es estar enmarañados en una trampa invisible pero devastadora.

Al final siento decirlo, no valen las excusas, cuando quieres algo de verdad.

Porque cuando quieres algo de verdad, lo haces. Y si tienes que mover cielo y tierra lo mueves. Y te exiges y te das, y cuando ves que tu puedes, te das cuenta que cuando pones o te pones excusas es que no quieres con suficiente fuerza.

Porque al final, todo es tan sencillo como QUERER o excusas.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Sal Sosa

Ayer, día en que por tercera vez no conseguimos ser sede olímpica,  resulto para mí un día muy interesante.
Como mucha gente me sentía ilusionada con la posibilidad de que Madrid fuese sede de los juegos en 2020. Me parecía que era una buena oportunidad para España y los españoles.
Vi la excelente presentación que hicimos y valore el esfuerzo de todas y cada una de las personas que intervinieron (hablaran mejor o peor el inglés, yo lo habría hecho en español, el alma habla la lengua de tu madre). Me pareció una  MUY buena puesta en escena. Pero, en la intro del Señor Samaranch, sentí a mi pesar que no éramos nosotros los mejores representantes del espíritu olímpico (29,21). Y créanme, si digo que no me gusto ese pálpito.
Finalizada la presentación me fui a una vigilia por la paz en Siria que organizaba el Centro Arrupe en Valencia. Llego a lo más hondo de mi alma el mensaje que escuche de Sirios refugiados, del General de la Compañía de Jesús y del líder espiritual suni de Siria en una carta que fue leída. De ello sin duda me quedo con las palabras de un refugiado sirio en Valencia “el miedo es peor que la muerte”. Pero sin duda fue en la lectura del evangelio donde una frase me llego como un dardo que entra en ti de forma imprevista, en realidad fue una pregunta ¿pero si la sal se vuelve sosa, para que servirá? (Mateo 5: 13) “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”)
Y me quede con esa SAL SOSA. Y me hice consciente de que en demasiadas ocasiones soy SAL SOSA. Sal que no da vida, porque no da luz, no da testimonio de vida. No da eso que construye un mundo mejor. Yo como todos, por cultura o por costumbre, tiendo a mirar/buscar fuera la solución a mis problemas, a delegar la resolución de mis retos en las circunstancias, en otros, en …..  y muchas veces me quejo en lugar de analizar que debo mejorar yo. Me rio de los otros o trato de ridiculizarlos, saco el sable de cortar cabezas, devuelvo violencia cuando la recibo, ….. Y otras veces, compongo una  imagen de mí que trata de compensar superficialmente todo lo dicho.
Ayer de regreso a casa me dije que tenía que escribir esto. Ayer al llegar a casa me encontré la decepción de un pueblo, el nuestro. Nos habían eliminado en la primera vuelta. Nos había ganado Estambul. Y pensé que era una lección de humildad.
Me quede esperando ver quien era definitivamente elegida y cuando Tokio salió elegida, me alegre y lo compartí en redes. Cuando escuche Tokio mi primera evocación fue la tragedia de Fukusima. Sus víctimas, su sacrificio por el bien común, su tenacidad en seguir eliminando los efectos secundarios, su discreción, su cohesión, su capacidad de trabajo, su alineación como pueblo, su reisilencia, …. Recordé un concierto en beneficio de las victimas al que asistí en Valencia y recordé a los muertos entonces y después por efecto de la radicación. Y me alegre por TOKIO. Pensé que lo de ayer fue un gran homenaje, más de dos años después.
Por el contrario, he ido leyendo y escuchando la decepción primero y las criticas poco constructivas después de muchos de nosotros. Mal, muy mal. Si yo fuese los del COI pensaría “que buena decisión tome, al no elegir España”.
Se que a muchos esto no les gustara leerlo pero mi compromiso me obliga a escribirlo. Eso si diciendo que yo hago mío todo eso que cito. Al fin soy humana y demasiado imperfecta. A veces me digo que despacio aprendo. Porque claro lo tengo en la teoría pero luego en la práctica: la picio una y otra vez.
Así que esta mañana he querido compartir en una conversación esta reflexión sobre nuestro no éxito de ayer:
“Que a veces se ve más allá de lo que se muestra, que la esencia vale más que la imagen, que pesa lo que haces tanto o más que lo que dices. Que la humildad y la discreción son valores a tener en cuenta. Que no todo se arregla con MK si no hay más detrás. Que la cohesión de un pueblo, la de verdad pesa, que hay que saber perder y aprender de lo que no nos conduce a la meta.  Que no hay que hacer sangre en los malos tiempos. Que valores del espíritu, olímpico de los de verdad se hacen de verdad con hechos no con promesas. Que la innovación y la solvencia económica dan seguridad. Que pesa más la confianza en las personas/comunidades que en las circunstancias adversas externas. Con gente comprometida y solida, estas se controlan. ..... Yo he aprendido todo eso.
Ah y que me hubiese gustado que ganase España. Como a todos. Y que la pérdida es una buena oportunidad para que hagamos una reflexión seria y honesta como pueblo pero sobre todo como personas individuales. Feliz Domingo”
Y de nuevo vuelvo al inicio de todo, ser sal es difícil. Exige de ti, no de otro. Ser sal es aprender lo que puedo mejorar yo, comprender que lo que critico y no me gusta en otro, es el reflejo de lo que yo soy. Que es muy costoso y a veces duele. Que es elegir el camino de la exigencia y disciplina desde la libertad y el amor.
Pero sobre cualquier cosa, que “con lo mismo que denostamos no podemos alcanzar aquello a lo que aspiramos” por mucho que nos cueste de aceptar.
Ejemplo: “el uso de la violencia no trae la paz” manifiesto de la comisión general de justicia y paz.
Dejar de ser SAL SOSA, pasa inexcusablemente por dejar de engañarnos a nosotros mismos.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Resistirse a cambiar

Anoche termino el mes de agosto y yo lo hice viendo una película en el cine de verano de la Filmoteca en los Jardines del Turia: The Artist.

Una película diferente que conquisto 3 globos de oro, 6 Cesar, 7 BAFTAs y 5 oscars.

Una realización impecable y una historia dramática con final feliz. Pero para mí una narración perfecta para ilustrar la resistencia al cambio. La historia en un consagrado artista del cine mudo que no acepta el cambio en su industria, y en su profesión. Vemos la negación, la obstinación, la ceguera y la caída de todo aquel que teniendo éxito se aferra a lo que siempre le funciono. Vemos en la historia el declive de una industria, el olvido de los que triunfaron en ella, la evolución de los que cambian con ella, la crueldad del entorno, la soledad del que pierde, la tristeza del que se aferra, ……

Vimos el crash del 29 que expreso la crisis de una sociedad y su posterior renacer.

Vimos lo efímero del éxito y el glamur. La lealtad de la buena gente y de los animales que están siempre y más cuando se les necesita.

Pero sobre todo, es una lección que expresa las claves para hacer ese cambio: la humildad para y ver la realidad que a veces está escondida en el fracaso y el hundimiento más doloroso o extremo. La soberbia que te destruye y quema hasta convertirlo todo en cenizas. La capacidad trasformadora que descansa en dejarse ayudar por otros. La necesidad de hacer algo diferente, quizás ni lo viejo ni exactamente lo nuevo, que comienza el camino de reinvención. A veces la innovación personal y profesional está en un cruce de caminos. La ilusión de volver a empezar una nueva vida con otras claves.

Todo eso vi ayer en esta película que te hace pasar por todo el espectro de sentimientos y que acaba con un final feliz que hace que todo el mundo aplauda. Porque si algo necesitamos hoy es la esperanza de que existen muchos finales felices.

Al terminar, los cuatro que fuimos nos sentamos a hablar en una terraza, fue una conversación enriquecedora y debatida. Fue un compartir y sentir que podremos. Si, podremos cada cual encontrar ese camino de realización personal que pasa por revisar nuestros miedos y limitaciones autoimpuestas o aceptadas. Porque la liberación que conduce a un final feliz siempre es personal, la haces tú contigo para luego compartirla con los otros. Porque es una liberación que comunica al entorno que es posible y para convertir la vida en un camino como las escenas finales de la película: satisfactorias y realizadoras. 

The Artist nos cuenta que alguien que se resiste a cambiar puede llegar a hacerlo y así,  convertirse en un ser realizado y feliz. Porque triunfó sobre sí mismo. Y ese, es el único triunfo sostenible.


martes, 27 de agosto de 2013

Rendirse al universo

Esta tarde he disfrutado de una hora frente a un té verde con hielo conversando con una gran mujer.  Una mujer sabia por su experiencia de vida bien vivida. Una mujer de esas que comparte y da sentimientos porque posee un corazón limpio y bello.

Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y se trataba de ponernos al día un poco. La cosa empezó contándole  las muchas cosas que me habían sucedido en estos meses y causa de nuestra no coincidencia, luego le toco el turno a ella  y su evolución.  De pronto, saque mi libreta y empecé a apuntar frases con la clara intención de luego compartir la experiencia. “He decidido: rendirme al universo”, “mi vida tiene que entrar en una maleta de 30 kilos”, “ experimentar no tener casa”, “mis planes son para 2 meses” “ mi madre me ha dicho ¿Qué le vas a decir a tu hijo de 20 años?”, “Fuera miedos”, “ he metido todo lo que me sobra en cajas y voy a regalarlo”. Curioso ¿no?-

Pues es una mujer de más de 50 pero con aspecto de “ventipo”, que llego en una moto vintage vestida de colores vivos, que ha tomado la sabia decisión de no apegarse a las cosas, es más de desapegarse, y lo ha hecho desprendiéndose de todas ellas y siendo fiel a ella misma. Se va a la India a trabajar 2 meses a una ONG, haciendo lo que le gusta y siendo mami de niñas de un orfanato. Le ha costado, ha llorado, ha trabajado, ha desmontado negocio y casa. Y es la más rica porque se tiene a ella misma y ha sido valiente.

Tras nuestra conversación, que no voy a compartir, nos hemos despedido dándonos un inmenso abrazo. Yo me fui a una reunión de trabajo, cuando llegue me dijeron luces feliz con esa sonrisa ¿qué has tomado?, yo he dicho un té verde con una amiga, pues cualquiera lo diría, me dijeron. Sentí que emergía algo así como una envidia sana. Y es que, la felicidad autentica se contagia.

Quizás haya gente que al leer esto pensará que es una estupidez ingenua, que la realidad es más cruel. Yo creo que la crueldad esta en nuestros corazones materialistas y endurecidos. La gente feliz no tiene camisa, la gente sabia esta desapegada, la gente grande vive el presente y se rinde al universo, porque el universo siempre le devuelve lo que necesita para ser feliz y para compartirlo con la gente que tiene cerca.

Quizás en esta última semana del mes en que todo parece despertar a la vida sea una bonita reflexión: rendirse al universo. Al menos un poco.

domingo, 25 de agosto de 2013

¿Con partidos o compartida?

Estoy estudiando, y digo estudiando más que leyendo, un libro revelador. Es sobre organizaciones, modelos mentales y disonancias cognitivas.

Al final el éxito de cualquier organización humana radica en una visión comprendida, comprometida y compartida.
 

Pero para conseguirlo es necesario trabajar una seria de pasos, existe un proceso que se inicia por comprender que cualquier organización humana es un sistema sociotécnico.

Eso que queda muy mono en román paladino se traduce en que “lo que hace cada uno de los integrantes afecta a todo el sistema”. A todo, y cuando digo todos, digo todos hasta los más insignificantes y excluidos de la sociedad. 

Una nación/país así visto, como un sistema, debería compartir misión, visión, valores y metas.

Una comunidad para poder serlo ha de ser una agrupación de personas alineadas a unos valores comunes y distintivos. Solo así, es posible definir y comunicar una identidad diferencial relevante y vinculante, primero dentro del propio sistema y luego fuera. Eso es previo a una marca. Aunque desgraciadamente eso solemos olvidarlo o lo que es casi peor ignorarlo. Y de ese modo es imposible crear y consolidar marcas.

Esto se me ocurría pensando en mi país, España. Yo soy y me siento por encima de todo española. Y para mi ser española tiene unos significados muy poderosos y sobre todo los siento muy míos. Significados que no se si son compartidos por muchos y que responden a mi modelo mental de España.

Por eso, quizá ese primer trabajo a realizar fuese saber cuántos modelos mentales individuales tenemos los 40 millones de españoles y a partir de  ahí, establecer un territorio común.

Buscar los que nos une y aparcar lo que nos separa. Porque finalmente cada uno es solo una parte. Una parte que puede favorecer o entorpecer. Pero una parte de un TODO. Un todo, que en un mundo global pasa a ser parte de otro TODO y así hasta el infinito del universo.

Así pues, pensaba que deberíamos de empezar a cambiar el punto de visión: la perspectiva. Quizá así eliminásemos violencia y malestar. Quizá así ayudásemos a ese BIEN COMUN que es imprescindible para el bien individual.

Hecha esta reflexión que como todas las mías es caótica, recordaba una frase que me decía una amiga coach:”El leguaje no es inocente”. Y yo sé que no lo es, porque el lenguaje ayuda o dificulta la construcción de territorios comunes. Porque esa dispersión de modelos mentales existente hace que la interpretación de un mensaje pueda hacerse erróneamente. Es decir, que no entendamos lo que el emisor quiso decir, solo lo que nosotros según nuestra forma de ver creemos que dijo.

Dice Lakoff que las palabras evocan Marcos o paradigmas o modelos mentales asumidos. Y yo como todos pensé: que quizás no ayude a construir una España compartida, una España con partidos. Y espero se entienda bien.

No estoy diciendo sin formaciones políticas. Estoy diciendo partidos, en el concepto de separación o fragmentación. Hacer partes, separa, distancia y crea fronteras. Sitúa en malos y buenos. Pero sobre todo no construye COMUN.

Formaciones como organizaciones es una palabra que ayuda a alinear, para a su vez integrar en la diversidad. Habla de cooperar y no competir. Habla de colaborar y no entorpecer. Habla de ver la vida como lo que es un camino que debemos andar hacia el bienestar general del universo, del mundo, de algo que debemos asumir y que ni podemos ni debemos abarcar porque en ese momento podemos caer en la tentación de queremos apoderarnos y dominarlo.

Así que mi reflexión es que mejor COMPartida que CON partidos. Que mi España quiero que sea una comunidad  de personas que entienda la relevancia de lo común, de la comunidad humana alineada para compartir, comprometerse y comprender que aquí, venimos y estamos de paso y que lo que hagamos determina el futuro de los están y de los que vengan. Y que lo bueno que se ha conseguido es responsabilidad de todos conservarlo y protegerlo.

Somos gente extraordinaria y estamos en un continente que necesita de nuestros valores, esos que unidos a los de otros hacen de la diversidad una GRAN RIQUEZA.

Porque somos un continente viejo, un continente colonizador en el pasado y con karmas pendientes que deberíamos de solventar. Pero también somos un continente culto, avanzado, solidario y con historias y raíces valiosas que unidas a otras generan riqueza y que impuestas discordia.

Mi sueño una comunidad humana alineada con el compromiso de obtener un bienestar sostenible para el planeta. Y eso solo se hace desde otras claves y paradigmas.
 Y uno de ellos es COMPARTIDO e Integrador.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Nuestra peor enemiga

La mujer es su peor enemiga. Eso pensaba esta mañana tras haber estado hablando con una periodista siete años mayor que yo. 

Hemos estado comentando  como si no somos inteligentes y generosas las mujeres podemos perder mucho de lo conquistado por muchas feminas luchadoras y comprometidas que pulso a pulso, centímetro a centímetro, logro a logro, derecho a derecho. Han ganado muchas batallas, muchas.

Pero desde mi punto de vista cada una de nosotras hemos de ganar nuestra propia guerra. Y digo esto, porque pesa mucho la cultura. Esa cultura que traemos en nuestro ADN, esa que nos parece que no nos afecta y condiciona. Pero vaya si lo hace!
 

En el fondo, avanzamos poco. Poco porque seguimos valorandonos en función de parámetros muy animales, muy atávicos. Nuestra capacidad de conquistar un hombre, un macho alfa. Nuestra capacidad de mantener al macho a nuestro lado. Nuestra capacidad de conquistar otro si el primero nos deja. Nuestra forma de instrumentalizar el cuerpo y el sexo como vía de obtención de logros. Nuestra forma tan distinta de tratar hijos e hijas. Nuestra mala relación con la madre. Nuestro sufrimiento y soledad no compartida con otras. Nuestra ansia de ser perfectas en cada faceta, de exigirnos hasta la extenuación más propia de quien se desprecia que de quien se quiere. Cultivamos vidas infelices y trasmitimos a nuestras descendientes esa maldición.
 

Con mis experiencias vitales estoy escribiendo dos libros. Uno donde incito a la rebelión, esa  que es con tu peor enemiga: tu misma. Y el segundo es un llamamiento al perdón. Perdonar a esa madre que nos dio lo que le dieron y nos trasmitió lo que le trasmitieron. Ambas son historias llenas de aceptación, comprensión y perdón. Perdonarse a una misma por no ser perfecta. Perdonar a tu madre por que no entiende que lo tuyo no es un fracaso, es un éxito.
 

Con mas de cincuenta he aprendido algunas cosas, claves en mi evolución personal. En tu interior está la esencia de tu felicidad. Las amigas son un tesoro inapreciable. Y las elijo frente al macho. Quiero envejecer con dignidad, quiero estar orgullosa de mis arrugas, de mis canas, de mis años. Esos que me han permitido identificar a mi peor enemiga y ahora mi labor es ponerme en paz con ella, yo misma.

Os animo a hacerlo, cuando tú cambias, todo cambia.
 

sábado, 17 de agosto de 2013

"Referentes"

Cuando te rodea un mundo de incertidumbre y de cambio permanente cobran especial relevancia los “Referentes”. Una especie de brújulas  que sin darte soluciones, recetas o plantillas mágicas, son capaces de otorgarte la fuerza y la seguridad para tomar decisiones desde el miedo y la duda que surge de conocer  cuál será el resultado final.

Son en general, la representación de valores perdidos por la sociedad y sus guías tradicionales. No importa si son empresas o instituciones, si políticas o religiosas, si de una ideología o de otra, si de un color o de otro.

Valores como la integridad, la honestidad, la trasparencia, la equidad, el amor, la compasión, la solidaridad, el desprendimiento, la fortaleza espiritual, la autenticidad, el compromiso, la humildad, la entrega, la lealtad, la generosidad, ……. Una larga lista de ellos a los que hoy difícilmente ponemos cara.

Lamentablemente muchas de las caras que nos inundan en los medios carecen de ellos, demasiadas para la necesidad de los tiempos por que se transita.

Y es lamentable, porque esos valores tienen muchos rostros. Solo has de salir a la calle y observar con los ojos del corazón. Son millones de personas que en su día a día viven esos valores.

Pero eso siendo estupendo es, desde mi punto de vista insuficiente. Necesitamos hacernos conscientes de su trascendencia y cada uno en su entorno, en su micromundo, poner en valor ese referente. Necesitamos que se vean y que se copien. Necesitamos que no se agoten, necesitamos alcanzar rápido masa crítica.

Masa crítica visible de gente que hace lo que debe porque quiere. Porque haciéndolo se siente realizada. Porque lo hace desde el amor.

Somos una parte de un todo y eso no deberíamos olvidarlo nunca. Somos todos lo bueno y lo malo en un solo ente. Somos nosotros los que decidimos a qué lado nos inclinamos.

Somos humanos y por ende imperfectos, nuestro destino es un camino de perfección personal que revierte en el bienestar del común.

Y es, en este camino donde se hace imprescindible el papel de los Referentes. Esas personas a las que cuando dudamos, miramos, porque sabemos que son humanos como nosotros . Que les duele y les cuesta como a nosotros. Pero que hicieron y hacen un viaje cada día, que admiramos. Porque deseamos ser y sentir como ellos. Porque con ellos somos o nos sentimos mejores de los que creemos que somos  y eso nos impulsa a la conquista de la mejora.

 Necesitamos siempre y cada vez más “Referentes”.


domingo, 11 de agosto de 2013

Amor, sublime

Ayer una obra maestra del cine, con título de una palabra manida y mal entendida, dejo sin palabras a la gente que una noche de agosto estaba en la Filmoteca de verano en el Jardín del Turia en Valencia. Amor de Haneke.
Sublime sería para mí la palabra para definirla. De forma certera y serena, la película te conduce por un camino que todos transitaremos y que la sociedad actual nos ha enseñado a desear: llegar a la vejez.
Un sociedad hipócrita, superficial y destructiva de sentimientos profundos, como los que nos muestra la película. 

Se refleja una historia como existen muchas, donde el sufrimiento, la incapacidad, el desconcierto, la soledad, se van acercando al espectador de la mano de la narración.
De forma tranquila, bella, suave y con un tempo que hace que los 127 minutos no te cansen, inicias un viaje a tu interior que te ayuda a mirar lo que de forma compulsiva evitamos en nuestra sociedad: la decrepitud y la muerte.
Nos pone delante cosas como las diversas formas de afrontar lo más duro que vive un ser humano en el o en un ser querido: la perdida de capacidades que nos convierte en algo muy distinto a lo que creemos que somos. Pero que seguro seremos.
La no aceptación del entorno, la falta de amor en los profesionales, la compasión de los cercanos, o la incapacidad de los avances para dar solución a algo tan tremendo como el sufrimiento humano.
Es el micromundo de una pareja, que nos enseña el significado del verdadero amor hasta la muerte, que emerge de esta película para enseñarnos o insinuarnos las claves del AMOR con mayúsculas. Ese que no evoca la palabra, porque como tantas cosas la hemos banalizado hasta matarla. Un amor que no es sexo, no es placer, y si empatía, cuidado, mimo, respeto, entrega, sinceridad, honestidad y compromiso desde la libertad de elección. Un amor que es fruto del trabajo de años y que se alimenta. Un amor donde el sacrificio no es tal, porque desde tu individuación y propia identidad te das al otro. Y es en ese darte, donde creces y te sientes realizado.
Un amor más declinado en el espíritu que en la materia.
La película es una sinfonía donde cada personaje se convierte en instrumento y es la unión de todos ellos lo que la hace una obra maestra. Una comunicación con cada ser humano que lejos de dejarle indiferente pasa a ejercer una trasformación en tu más profunda intimidad.
Decía Albert Lladó en la Vanguardia que “El filme del austríaco es una película precisa, arriesgada, que concentra la fragilidad del ser humano” “El director ha demostrado una vez más que ‘su búsqueda no es la complacencia, sino conseguir activar los mecanismos más íntimos del espectador’”
Una complacencia que nos ha convertido en una sociedad sin recursos sólidos ante lo más dramático que le sucede al ser humano.
Ayer, conmocionada pero satisfecha, vi un grupo de personas que al terminar la película respondió con un profundo SILENCIO. Ese que expresa que algo te ha dejado movido por dentro, noqueado. Ese, que indica que estas ante algo SUBLIME.  Tan sublime como el autentico AMOR.

domingo, 28 de julio de 2013

Gente haciendo

Esa es la clave. La mayoría de los grandes descubrimientos relevantes para el avance del mundo, incluido el descubrimiento de medicamentos que han supuesto saltos en la salud, han sido producto de la casualidad y del azar que sucede a gente que está haciendo, que está trabajando.

Creo que el problema de la sociedad que vivimos, los que lo hacemos en España, es la inaccion mental, fisica o espiritual. estamos paralizados por la crisis.

Hoy en mi país hay 6 millones de parados. Y muchos de ellos son jóvenes que aún no descubrieron que es estar ocupado. Y esa inaccion puede ser la mayor lacra que puede existir.

Lo parado es lo contrario a movimiento. Así que, si se me permite el primer objetivo de una sociedad como la nuestra es hacer que la gente comience a hacer, comience a moverse. Hacer es lo mejor que podemos elegir para romper esta maldita tendencia victimista que nos ancla en la inacción.

Lo que no se usa se atrofia, y de algún modo eso es lo que nos sucede hoy, nos estamos atrofiando y la atrofia lleva a la eliminación y de algún modo evita la evolución y la mejora.

Así que hoy si se me permite, por el mismo precio, deberíamos elegir  ser siempre: gente que hace y no gente que se para.

Haciendo se progresa pronto o tarde, pero al final se progresa.

Sin gente haciendo no podremos sobrevivir, nuestro modelo de sociedad no sobrevivira. 

Mi propuesta: Gente haciendo.

lunes, 1 de julio de 2013

Emprendiendo, una nueva vida

Este fin de semana me decían que corría un tweet de moda que decía que: “emprendedor es un parado que se hace autónomo”. Esto lo decían en el contexto del buen humor del español y a mí más que humor me pareció realidad. Vivimos un mundo en que la realidad se llama humor u horror. ¿Será que vivimos en el mundo de la mentira o de la falsedad?.

Lo cierto es, que cada día estoy más convencida de que esto solo lo arregla la gente corriente. Gente que con eso que es tan raro, el sentido común, decidirá coger el toro por los cuernos y dejar de esperar a quién nunca llegara.

Vivimos “un cambio de modelo”, REAL y palpable. Y los agentes sociales están más despistados y preocupados por mantener su status,  cuando no su puesto de trabajo, que hoy más que nunca ignoran al que sirven. ¿Cuanto durarían los Sindicatos si los tuviesen que sostener los trabajadores?

Demasiados deberían haberse dado cuenta que NADA de lo que tenemos en materia de laboral, sirve para nada y que la calle ya está dando soluciones a sus dramas. Porque aunque no lo digan los telediarios, se viven auténticos dramas. Soluciones que en muchos casos no son legales pero que, ante la inexistencia de otras formulas, en muchos casos son excusables. Y que conste que no estoy de acuerdo con ello y que me canso de decir que hay que hacer las cosas como es debido aunque seas el único o única en el mundo..

Dicho esto, diré que los lunes nunca fueron buenos días para mí. No los odio, pero son como enfrentarse a una montaña que parece muy difícil subir. Luego llega el martes y te vas sintiendo capaz. En el momento actual cada lunes te enfrentas a ver quien ha sobrevivido y sigue en la lucha.

Las empresas, las pequeñas y decentes, que las hay y muchas a Dios gracias, lo están pasando mal, muy mal. Yo que las trato me doy cuenta de los esfuerzos ímprobos que muchas realizan para sobrevivir y llegar a cada lunes. Me doy cuenta en esas conversaciones intimas con sus responsables y sus trabajadores, que hay mucha buena gente y que hay muchas malas costumbres y mucho cáncer que debemos exterminar. Y lo tenemos que hacer TODOS, cada uno el suyo.

Esta mañana de lunes una empresa española de más de 50 años me decía que iba a terminar su existencia. Ha luchado y lo ha intentado hasta el final. Pero a  veces es muy difícil, por no decir imposible. Y lo peor, es que hay muchas en ese estado y miedo me da el verano con sus calores y lo que encontremos en “la vuelta al cole”.

Lamentablemente todos tenemos nuestra parte de culpa porque si cada uno de nosotros hubiésemos actuado de otro modo no habríamos llegado hasta aquí. Pero quizás, la peor de todas para mí, es no llamar a las cosas por su nombre y no reconocer nuestros errores por no llamarlos culpas.

Acordémonos cada día de algo muy tonto, que a algunos nos enseñaron en la escuela: “no hagas a nadie lo que no te gustaría que te hiciesen a ti”.

Es hora, y es hora YA! de que nos hagamos conscientes, que lo que era nunca volverá a ser.  Y que hemos de EMPRENDER lo más relevante para que algo cambie: Otro tipo de VIDA y relación con los otros y el entorno. Una vida más humana, solidaria, responsable, comprometida y  nada regulada. Porque no debería hacer falta y porque estaremos emprendiendo una nueva vida desde la Responsabilidad Individual.

miércoles, 12 de junio de 2013

Responsabilidad conmigo misma

Hoy he leído este texto en la Junta Extraordinaria del Banco de Valencia.

Me costo decidir si hacerlo, pero finalmente lo hice desde mi independencia y responsabilidad.

Me respondieron que "gracias por la aportación. Tomamos nota"




Señoras y señores.  Han pasado casi 13 meses de mi intervención en la última Junta General a la que asistimos los accionistas valencianos de Banco Valencia y que presidio el FROP.

Hoy es la última Junta de la vida de una Sociedad Anónima, ya que al finalizar ésta el Banco de Valencia no existirá como empresa, puesto que habrá sido absorbido por CaixaBank.

Hoy,  estoy aquí desde la convicción de que el tamaño o el género no deben impedir expresar lo que crees.  Quizá solo desde la postura del insignificante es posible pedir determinadas cosas.

Hoy no vengo a expresar como accionista, mi indignación por el precio, la fijación del mismo, el importe del canje, ni el impacto que ha supuesto para muchísimos valencianos y valencianas que han visto como sus ahorros de una vida se volatilizaban, como su confianza ha sido defraudada y como su ilusión y esperanza han sido cizalladas. Esto. es algo que todos los que estamos aquí, ya sabemos. Dirimir responsabilidades y hacer cumplir las penas a quienes han propiciado esto, es cuestión de otros y confiemos en que ellos, cumplan con ellas.

Hoy es momento de hablar de futuro. Y el futuro, van a permitirme que les diga, deberíamos construirlo basándonos en otras claves.

Hoy iniciar el cambio depende de ustedes porque, hoy he venido a proponer a CaixaBank con su más del 98% de propiedad algo UTOPICO, iluso o quizás “loco” para la gran mayoría de gente. Pero quizás no tanto, para alguien que tiene ALMA.

Ustedes han conseguido lo que pocas marcas consiguen y menos en el sector financiero. Pero no sólo eso, también me consta que ustedes se comprometen de verdad con la acción social, y que esa RSE tan denostada por el mal comportamiento de otras entidades financieras, en su caso tiene una base real. Son quizás la obra social más importante de Europa, o al menos, así me consta, son percibidos.

Esa apuesta por los valores es la base de la calidad de su trabajo y su clara apuesta por la excelencia.  Hoy sin duda, CaixaBank es una de las principales entidades financieras españolas.

Hoy mi propuesta,  a ustedes como poseedores del casi el 99% de las acciones de Banco de Valencia, es que renuncien a la titularidad de su marca a favor de una FUNDACION, como entidad sin ánimo de lucro.

Una nueva Fundación creada desde su iniciativa y que recibiría el nombre de Fundación BANCO DE VALENCIA.

Ustedes compartirían ser patronos de pleno derecho de dicha Fundación como lo serían todos y todas los accionistas que hoy veremos cambiados nuestros títulos en una proporción de 479 a 1.

Esto supondría un gesto que no compensando las pérdidas materiales significaría que al menos no se les robó el Alma.

Lógicamente la presidencia debería recaer en una persona física o jurídica  representativa y comprometida con la difusión de la cultura y valores del pueblo valenciano. Capaz de otorgar credibilidad al proyecto y que  comparta  esos valores que nos hacen diferentes y únicos a todos los valencianos.

Valores que nacen de una historia y bagaje artesanal, agrícola, industrial, gastronómico, musical, artístico, de oficios, servicios, naturaleza,  climatología,  o carácter.

Una industria cultural en el sentido de lo que le es propio a un pueblo y  que fue la base de la riqueza original de este pueblo y que poco a poco hemos ido perdiendo.

Dicha Fundación debería también integrar como patronos de la misma a todas aquellas entidades representativas y responsables de la vertebración civil y económica valenciana, especialmente sus Universidades, muy implicadas en el futuro y en la apuesta por la innovación y el conocimiento.

Una Fundación llamada a ser territorio de encuentro y cooperación.

Y, puestos a pedir, les pido que la sede social de dicha Fundación radique en el edificio de la calle pintor Sorolla que luce la marca del Banco. Y que la Fundación sea dueña de una planta del edificio así como responsable de que su aspecto y valor se conserve, como icono de la Valencianía.

Hoy he venido a proponerles un GESTO. Un gesto innovador y trasgresor, y lo hago convencida de que puede tratarse del primer paso de una nueva forma de actuar, sólo posible desde un liderazgo como el suyo.

Les propongo generar la esperanza de que OTRA FORMA de obrar es posible, incluso desde una entidad financiera.

Hoy los valencianos sentimos vergüenza y rabia cuando se habla de BANCO DE VALENCIA.  BANCO DE VALENCIA significaba para muchos valencianos algo más que un BANCO. Era su historia, su raíz, era su entidad financiera centenaria, hasta que llegaron algunos desalmados y la convirtieron en un pozo de putrefacción moral. La convirtieron en un icono de cómo no deben hacerse y permitirse que se hagan las cosas.

Hagan ustedes posible desde su generosidad, que cuando oigamos su nombre en lugar de mirar abajo lo hagamos hacia arriba como lo hacen ustedes cuando nombran a “la Caixa”.

No creo que su entidad pudiese hacer mejor inversión y tener mayor rentabilidad en imagen.

Les considero CREYENTES en algo más que lo monetario y es por eso me atrevo a proponérselo.

Les considero INTELIGENTES porque saben que son las emociones lo que mueve el mundo. Que solo desde ese compromiso emocional es posible construir la excelencia. Y que la clave relacional hoy con los clientes esta en crear vínculos.

Porque aunque desde un punto de vista legal “marca es un concepto regulado en la ley de marcas que se considera un activo empresarial registrable, protegible y trasmisible”. Creo como dice Joan Costa que “la marca se convierte en símbolo de pertenencia al grupo”.

Hoy estamos aquí para absorber un nombre comercial y a mí me gustaría terminar pidiéndoles que devuelvan a un pueblo a través de un procedimiento limpio y sin ánimo de lucro el símbolo, que aunque denostado, es propiedad de su propiedad y de un grupo muy minoritario de accionistas. Porque ellos son los dueños de su historia.



Gracias