Y así fue. Algo paso que me ha hecho escribir esto en la mañana siguiente. Nosotras estábamos sentadas en un extremo de la fila, es decir al lado del pasillo de acceso a las sillas. Así que antes de empezar la peli, unas mujeres salieron a comprar algo al bar. Eso implica que el resto de los sentados han de moverse un poco para dejar pasar. En el entretanto me puse a escribir en mi smartphone, últimamente esto de escribirlo todo es como un vicio. El caso es que al volver a pasar tuvieron que llamar mi atención para que me moviese. Lo hicieron diciendo: "otra vez vamos a molestar" .
Yo, como me es propio, dije casi sin pensar "unos seres tan estupendos como vosotras es imposible que molestéis a nadie". Últimamente he decidido que en lo que me sea posible voy a alegrar la vida a la gente. Ellas sonrieron sorprendidas, y eso me dio pie a seguir hablando con ellas mientras seguían avanzando hacia sus asientos y la ocasión de que los demás me oyesen, nos oyesen. Mi discurso fue "que todos tenemos la libertad y oportunidad de con cosas pequeñas hacerle la vida mas fácil al vecino, provocar una sonrisa, cambiar un gesto o una predisposición negativa".
Todos y todas podemos hacerlo y con ello mostrar a otros que es posible. Me sorprendió favorablemente su respuesta afirmativa y positiva. Su alegría al decir, es cierto. Y pensé y dije en ese momento, que la gente podemos hacer una revolución, la otra revolución: la revolución de la felicidad. Y me gusto ver muchas caras asintiendo. Vi con que poco podemos cambiar la capacidad de contagiar un estado de animo.
Esta mañana mientras escribía esto hablaba con mi madre sobre la felicidad y le decía que la gente no somos felices porque buscamos siempre fuera lo que debemos buscar dentro. Y buscar en el lugar equivocado es fuente de frustración y de gran infelicidad. Nada te satisface, nada te complace y eso así, durante una vida acaba en la desesperanza, la amargura y el tedio. Nos convertíos en seres tristes o negativos y eso es lo que entregamos al entorno.
Tras esa misma película, le decía a la amiga con quien fui. Esta es la época mas feliz de mi vida. Y curiosamente gano menos que nunca, asumo mi edad, estudio sin cesar, disfruto de compartir, me gusta soñar, y pienso seguir así. Me siento muy afortunada con mi madre estupenda que me da lecciones de vida, mi perrita leal y cariñosa, mis maravillosas amigas, mi Carlos, mis adoptados y adoptadas, y mucho mas. En los últimos años descubrí que cada vez que me pasa algo es para bien. Lo bueno no es necesario decir lo que satisface y lo malo porque te es algo que te alerta de que algo has de cambiar en ti.
Si no somos o nos sentimos felices, algo no funciona y no esta fuera. Así que busquemos en donde hay que buscar. Si somos y nos sentimos felices hemos de dar luz, hacer sentir a los otros así. Decir lo guapos que están, lo listos que son, lo maravilloso del día, la suerte de estar sanos, ofrecer ayuda o sonrisas, es algo que todos podemos hacer. Y debemos hacer.
La revolución de la felicidad es la revolución personal que trasforma desde el yo y llega al nosotros. Y lo hace de tal modo que sientes una alegría profunda cuando una amiga con un sueño no se rinde y te dice "seré rica, lo se."
A toda esa gente positiva hago un llamamiento. Hagamos la revolución del a felicidad, la huelga de las malas caras y las malas contestaciones, el día de los abrazos y los besos.