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domingo, 28 de agosto de 2011

Estado de bienestar


A lo largo de nuestra vida en muchas ocasiones hemos ido sintiendo dolor interior, incomprensión del entorno y finalmente una sensación de infelicidad difícil de definir pero que nos inspira una necesidad de huir de lo que hacemos: El trabajo, la familia, los amigos, donde vivimos o con quien. Sentimos una sensación de nausea o de insensibilidad que resulta incompatible con el bienestar emocional.


Y ese disconfort acaba por afectar a nuestras relaciones, nuestro trabajo, y en general todos los aspectos de la vida. Desde fuera cumplimos con lo que se supone se espera de nosotros, pero no ponemos emoción, pasión, ni lo mejor de nosotros mismos; que finalmente es lo que nos hace sentir bien o lo que nos hizo sentir bien.

Digamos que esa manifestación se produce en una etapa de la vida que resulta difícil identificar con una edad concreta por que pasa a cualquiera. Desconozco si sucede de igual modo en todos los sexos pero mi experiencia me muestra un sentimiento de mayor intensidad en las mujeres. Es posible que seamos capaces de verbalizarlo entre nosotras y quizá de identificarlo por experiencia propia.

Como persona que lo ha experimentado siento la obligación de compartirlo por si en algún caso puede ser ayuda para otros en su superación.

Yo lo definiría como una enfermedad de nuestro tiempo, que no es causa de baja laboral pero que afecta en algunos casos de forma tan intensa que se manifiesta somáticamente y que es difícil superar sino se produce el tratamiento adecuado.

Y ese tratamiento por doloroso que resulte esta dentro de nosotros mismos. En indagar que hay en el fondo de ese sentimiento: miedo, necesidad de reconocimiento, inseguridad, querernos poco, esperar de los demás lo que nosotros no nos damos, exigir de los demás lo que no tenemos, …… La lista sería interminable pero al final se podria resumir en que "no nos queremos lo suficiente y que no estamos seguros ni orgullosos de cómo somos". No en el fondo, aunque si lo parezca en la forma.

La primera forma de saber si te quieres es saber si te aceptas, si aceptas lo que no te gusta de ti y aún así, lo quieres no por la perfección sino por la pertenecía.

Somos como somos y tenemos defectos que debemos identificar y desear cambiar por nosotros mismos, no por lo que los demás esperan de nosotros.
¿Nos hemos preguntado? ¿que es importante para nosotros y que estamos haciendo por defender esos valores?. Nuestros valores, no los de la sociedad, los del entorno.

Luego preguntémonos ¿hasta donde estamos dispuestos a perder por esa coherencia interna?. Quizá cuando respondamos a esas preguntas y empecemos a trabajar internamente, hayamos hecho un clic que haga que comencemos a sentirnos mejor.

Al final es más una guerra con nosotros mismos, que una postura de Calimero, más propia de un comportamiento infantil y victimario propio de estos tiempos que vivimos.

Con nosotros mismos el avance es doloroso pero también más fructífero. El avance es costoso pero hay avance. Te empiezas a sentir bien sobre todo por que empiezas a relacionarte de forma diferente con todo.

Lo que no le recomiendo a nadie es permanecer inmóvil hasta la anhedonia, hasta la insensibilidad, hasta la nausea cronificada, hasta la resignación negativa.

Tienes que hacer algo para salir de un lugar y un estado que no te hace feliz, y puedes hacerlo, sólo contando contigo. con la intención y el proposito.

A veces consuela saber que no estamos solos y que contamos con más apoyos de los que esperábamos.

Eso es tener pocos, pero tener amigos que nos quieren.

Eso a veces vale como impulso, como espita para ponerse en marcha, pero el esfuerzo lo haces tu..

Es cuestión de tomar una decisión y aprovechar todo eso que esta a nuestra mano.

Es luchar por conseguir el autentico ESTADO de BIENESTAR.

domingo, 21 de agosto de 2011

ITER, CAMINO AL FUTURO


 
Significa en latín, CAMINO. Siempre he pensado que los nombres indican su destino, eligiendo un camino que transitar. Y si lo hacen los de los  hombres lo hacen sus comunidades. Esos caminos con hitos y metas definidos quedan cuando esos hombres desaparecen y hablan de ellos a los que les sucederán.
 
Caminos como las calzadas romanas que jalonan nuestra Europa, tiras de asfalto que representan la emergencia y preponderancia de la sociedad industrial. Miles de cableados que emergen como las autopistas de la información en este nuevo milenio.
 
Lo cierto es que son los caminos los que definen y cuentan. Son memoria de los que los trazaron, recorrieron y crearon.
 
Los caminos respondían a la necesidad de abrirse y comunicarse, a la necesidad de obtener energías, de trasportar bienes, de explorar nuevos territorios, de conocer, de conquistar, etc.
 
El pasado sábado vi un reportaje realizado por Mayte Pascual sobre un proyecto llamado ITER. Hablaba de energía limpia, de FUSION en lugar de FISION como forma de obtención para el futuro.
 
Me pareció interesantísimo, pero sobre todo me pareció comunicacion y no basura. Creí ver una expresión de eso que Flusser llama “la comunicación”, y por ende discurso y dialogo, frente a la basura a la que los medios nos enfrentan cada dia.
 
Vi en este proyecto, un proyecto capaz de aglutinar gente de diversas procedencias, vi ciencia integrada con praxis y solución de problemas cotidianos, vi compromiso con una idea, vi respeto por el entorno y sobre todo vi, UNA nueva forma de abordar las necesidades en este nuevo milenio.
 
Mucho hablamos de la globalización, del agotamiento del planeta, del la relevancia cada vez mayor de la energía para nuestra civilización. Lo cierto es que hemos estado agostando el planeta para exprimir su energía por un camino que es la FISION y la destrucción y a más consumo y más civilización más destrucción. Y resulta que la FUSION es una forma de obtenerla, limpia, y constructiva.
 
FUSION suena a alquimia, suena a tiempo, suena a bueno, suena a integrador, a respetuoso a solidario, a compromiso, a colectivo gracias a la unicidad de individuo que aporta y añade al común. Me gusto ese nombre y esa forma, me pareció armónico y holístico, me pareció un nuevo camino.
 
Un camino basado en el respeto a la diferencia, al respeto a nuestro entorno, a la inteligencia frente a la fuerza, a la reutilizaron y no el despilfarro, a la esperanza y el talento.
 
Pensé que era un buen nombre ITER, y que es paradójico que un término latino nos conduzca a la solución en la era del ingles.
 
Donde lo primigenio nombra el futuro. Donde el camino es la FUSION, máximo exponente de la unión.
 
Unión o fusión, en ello deberían pensar en Europa los políticos del mismo modo que los científicos.
 
Solo desde la unión y la fusión es posible que nuestra civilización tenga un futuro. Y que ese, sea el camino que debamos transitar en los años que vengan.
 
ITER suena al camino del futuro.
 
 




martes, 16 de agosto de 2011

Propósito y compromiso

Siempre me han gustado estas dos palabras. Y ambas comparten una silbaba PRO.
Estoy leyendo un libro que me tiene enganchada. Hace un año que lo compre y lo hice porque leí, no recuerdo donde que no convenía perdérselo. Me costo encontrado, de hecho tuve que encargarlo. Cuando llego me sorprendieron varias cosas. La primera las 1.252 paginas, la edición de una editorial argentina, llamada grito sagrado y finalmente que estaba impreso en China. La escritora es Ayn Rand y el libro "La rebelión de Atlas" y se publico por primera vez en 1957.

Pues en este libro leí una frase que me voy a permitir reproducir:
"Francisco, ¿Cual es la clase mas depravada de ser humano? , - el que no tiene propósitos"

Y ahí es donde reapareció en mi mente la palabra, no he dejado de pensar en que hoy carecemos de propósitos y al carecer de ellos no damos el paso siguiente, comprometernos.

Propósitos y compromisos imprescindibles para desarrollar proyectos. Proyectos de vida y de organizaciones.

Una sociedad con proyectos es una sociedad con futuro. Porque una sociedad con proyectos es una sociedad de miles y millones de individuos con un propósito en su vida y comprometidos en avanzar hacia el.

Una sociedad con proyectos y de individuos con propósitos es una sociedad de valientes, de personas responsables de sus destinos y de sus entornos. Son personas sin miedos y que luchan con ellos mismos para mejorar.

En este libro se refleja todo esto, una sociedad decadente de seres taimados y débiles y de otros fuertes y valientes. Y de mucho de lo que hoy vivimos y ya se veía en la mitad del siglo pasado. Entonces ya estaba creciendo lo que hoy nos abruma con raíces y troncos robustos.

Vivimos tiempos de cambio pero cortar raíces y troncos como esos será doloroso. Necesitaremos más que nunca de hombres y mujeres con propósitos firmes, capaces de comprometerse en desarrollar proyectos que promuevan un futuro para generaciones futuras.


sábado, 13 de agosto de 2011

Víctimas del consumismo


Eso es lo que pienso de los incidentes de Inglaterra de estos días.
La falta de principios y la mala educación en valores, la mala integración de las diferencias de raza, status o cultura.

Todo es consecuencia de una profunda crisis que tiene sus ondas raíces en la crisis de un sistema producto de un capitalismo salvaje y un consumismo desmedido.

Es el fracaso de una forma de abordar la vida en todas sus manifestaciones, el fracaso de haber olvidado la esencia del hombre y sus valores.

Y de fondo la crisis de un sistema económico que parece un castllo de naipes en franca descomposición. 

El otro día escuche que han prohibido jugar en bolsa sin dinero. Ese es la especulación que hace de imponer un orden egoísta que se aprovecha del caos. Pensé que como no se ha dicho antes, que como no se ha prohibido antes. Eso es jugar como se juega en el casino. 

Hemos perdido el oremus. Estamos usando la tecnología en un arma que permite hacer víctimas del juego especulador, del juego del consumismo y carecemos de un orden político que ponga frenos a todo ese horror. Un horror que se cobra víctimas. Víctimas de especulación, víctimas del desempleo, víctimas de la locura y la barbarie, víctimas de abuso, de drogas, de la basura que esta sociedad no es capaz de desechar.

Y un día tras otro vemos como tomamos medidas en el corto cuando el mal ya se ha producido. Estamos ante un descontrol que genera incertidumbres. Donde muchos pierden y pocos ganan.

Hemos perdido los principios y urge recuperarlos. Principios que están en la base del sentido común, de la moderación y la prudencia. Que se alejan de la sabiduría y la inteligencia.

Recuperemos la esencia del hombre, su humanidad. Dejemos de crear víctimas de eso que es el mal de nuestros días: el consumismo.

sábado, 6 de agosto de 2011

MIENTRAS TENGAMOS ALGO QUE VENDER


En la situación de crisis ECONÓMICA que vivimos actualmente y que ha convertido este agosto en un mes activo y lleno de titulares para medios de comunicacion tanto on como off line. Me parece interesante hacer una reflexión desde una postura a pie de suelo. Cuando resulta tan difícil de entender lo de la prima de riesgo, lo de los movimientos de las bolsas, los mensajes de todo el espectro político de nuestro pais y del mundo, me dio por pensar que no resulta tan difícil de entender lo que pasa y lo que están haciendo los que en sus manos tienen la responsabilidad de decidir que hacer en lo colectivo.

Aunque soy de las que creen que la solución pasa por las pequeñas soluciones individuales me hizo reflexionar lo que hacen, esos que en teoría saben qué deben hacer. 

Ayer vendió nuevamente deuda pública España, no hacía un mes ya habíamos vendido miles de millones y parecía no ser suficiente. La Generalitat Catalana puso a la venta patrimonio por importe de 550 millones y la Valenciana dice un diario no ha podido vender 393. Parece lógico pensar que si no tenemos dinero lo sensato es buscarlo para pagar lo que se debe.

Pero lo material, los bienes inmuebles o no, son limitados. Esas ventas si se producen nos dan oxigeno y con él conseguimos tiempo. Estamos comprando tiempo para hacer bien lo que hicimos mal. Pero lo cierto es que no escucho más que la preocupación por la venta y poco sobre las medidas que harán que podamos "volver a tener".

Pensé que es viejo este problema. Y que muchos tenemos muy cerca en nuestra historia casos similares. Esto no es un nuevo problema propio de este milenio. Recordé sin ir mas lejos, la historia de mi familia. Y me pareció una forma de ayudar a entender lo que pasa de forma muy básica y simple.

Mi abuelo era muy rico, y lo era por su familia. Sus antepasados en el siglo XIX supongo que a base de trabajo fueron capaces de hacerse con un gran patrimonio. Cuando naces y te crías en la abundancia te parece que eso es el estado natural del hombre. Entonces tus antecesores te educan en esa abundancia como forma de hacer y ser. Ello implica que tú te dedicas a vivir bien, a gastar y cuando no tienes a vender. Trabajar no es el objetivo para el cual tus antecesores hicieron tanto esfuerzo. Y así sientes que te distingues del resto de mortales, tienes cosas que nunca otros tuvieron, disfrutas de comodidades y vives bien. Pero los bienes materiales si no los cultivas, como los inmateriales se acaban. Así que cuando todo lo que tienes sale y no entra, se acaba. Y cuando se acaba, pues necesitas vender otras cosas que tienes. Y eso es lo que se suele hacer. Esto te permite seguir haciendo y viviendo como lo hacías. La única preocupación que tienes es que te lo compren. Pero en esas situaciones siempre hay quien se encuentra en un mundo diferente y en ese mundo lo que se hace es trabajar y ahorrar para comprar y tener. Así que él que tiene para comprar puede esperar hacerlo en condiciones ventajosas. Y lo hace porque entiende que si él trabaja duramente y el otro se relaja y descansa, pues que pague. Así todo va fluyendo de forma normal mientras se tiene que vender.

Pero ¿Qué pasa cuando no tienes nada que vender, cuando lo has ido vendiendo todo sin cambiar tu forma de hacer las cosas? Pues que llegas a eso que llama ruina. Y cuando estas en la ruina te deprimes, o te quejas. Y culpas al mundo de la injusticia y no tienes recursos morales para salir de ese marasmo. Y ese hacer al otro culpable, nos lleva a la violencia y las guerras que a nadie benefician.

Así que tus descendientes empiezan de cero, empiezan a tener que reducir o bajar su nivel de vida y a tener que trabajar y esforzarse. Y viven como en otro tiempo hicieron los siervos y deben olvidar "lo que fue" para ser conscientes de "lo que es". 

Eso es sencillamente lo que nos pasa hoy a muchos países europeos. Y no es nuevo en la historia. Lo triste es que lo repetimos una y otra vez. Yo me pregunto ¿Para qué estudiamos si no aprendemos? 

Así que mientras tienes que vender, tienes la oportunidad de ganar tiempo.

Pero es imprescindible que en ese tiempo afrontes la realidad y tomes medidas drásticas para cambiar el rumbo de tus actuaciones. No es fácil, no lo es. Nadie elige trabajar si puede descansar, nadie elige renunciar a comodidades. Por desgracia somos proclives a la ley del mínimo esfuerzo. 

Pero necesitamos cambiar esa forma de pensar, si queremos salir de esto. Necesitamos entender que trabajar y hacerlo bien, independientemente de todo, es una forma de realización personal. Qué ser capaces de conseguir retos es mejor que tener millones de euros en un banco. Y que si cambias no solo eres mas feliz, sino que probablemente ademas obtengas benéfico económico.

Así pues, lo que necesitamos cambiar con urgencia es nuestra escala de valores, nuestra forma de medir el éxito de las personas y sociedades. Y cada vez nos queda menos tiempo.

La vida es implacable y seguirá su curso, no cambiara por mucho que chillemos, lloremos o nos quejemos. Eso solo nos hará mas débiles. Perderemos energía, nublara nuestros cerebros y seremos menos capaces de cambiar el rumbo.

Mientras tengamos algo que vender tendremos tiempo, pero ¿Cuanto tiempo nos queda?

martes, 2 de agosto de 2011

DAR DESDE LO INDIVIDUAL

Dar desde lo individual, recibir desde lo colectivo

Esta mañana tuve una entrevista con un director de una asociación y a lo largo de su presentación, tras explicarme los fines de la misma y tratar de incentivarme a unirme a ella, se extendió en todo lo que yo podría conseguir o mejor dicho mi pequeña empresa.

Le escuchaba como había escuchado a muchos otros y otras en situaciones similares. Mientras el hablaba yo pensaba que en ocasiones yo me encontraba en esa misma situación, tratar de conseguir afiliaciones a las organizaciones a que pertenezco, pagando y aportando desde el trabajo voluntario.

Pero entre su discurso y el mío había una gran diferencia. Una diferencia de principios muy profunda. Yo creo que en una organización sin ánimo de lucro uno está para dar desde lo individual. El estar exige de un compromiso primero pagando y luego trabajando y aportando lo mejor de uno. Este es un discurso que no me canso a trasmitir vaya donde vaya por una sencilla razón, solo trabajando por el bien del grupo en el corto plazo podrás recibir en lo individual en el largo.

Lo cierto hasta hoy, es que la gente solemos acercarnos a estas organizaciones a recibir. Así la pregunta mas frecuente es ¿Qué me das o qué me aporta estar ahí? ¿De qué me puedo beneficiar?
¿Les suena? A mi si, y lo cierto es que cada vez más.

En estos tiempos de escasez y dificultades todo el mundo recorta y ahorra de todo, dinero y esfuerzo. Si cuando éramos ricos solo queríamos recibir, yo me pregunto ¿Cómo será ahora? Ahora que recortan subvenciones y todo escasea.

Pues lo crean o no, todo esto será para bien. Es posible que ahora nos planteemos que eso de mirarnos tanto el ombligo no es bueno para nosotros, que dispersar y crear cientos de pequeñas organizaciones que dan cada una un mensaje lo único que hace es ruido. Es posible que ahora que hay que racionalizar por pura subsistencia, empecemos a pensar que si nuestros colectivos y comunidades no son cuidados y nutridos por sus integrantes, más pronto o más tarde desaparecerán y con ellos los individuos que las forman.

Todo esto pensaba, cuando le interrumpí para decirle: “perdona si te molesta lo que te voy a decir. No me interesa lo que me puedes dar, en realidad esa razón no me acerca a tu organización. Yo estoy en los sitios que estoy, porque comparto unos principios y valores por los que hay que arremangarse y ponerse a trabajar. Y lo cierto, es que ya estoy en más sitios de los que la razón aconseja. De todos modos agradezco tu explicación, nunca se sabe en que momento puede surgir la ocasión de colaborar y quizá no este tan lejana. Puede que no sea como socia pero seguro que entre tu organización y en las que estoy, existen puntos de encuentro para definir objetivos comunes en los que cooperar”. Cuando hablo así siempre siento que me miran como si fuese una ingenua, iluminada o visionaria. Pero a mi me parece que eso que yo visualizo es posible.

Al final, la conversación se hizo mas suelta y me confeso que él en el fondo compartía mi visión, es más que era la que pensaba, desde su experiencia en tejido asociativo, era la adecuada. Pero que en este país nuestro éramos tan individualistas que sin darnos cuenta olvidábamos con demasiada frecuencia lo importante que es, ese territorio común que es un bien superior, el del colectivo.

En un dia en que la prima de riesgo de nuestro país llego a los 400, en que el paro juvenil es del 40 por ciento, en que el desempleo sigue siendo la gangrena de la economía, y en un mes que esperemos no cierren y no abran aun mas empresas,... sigo pensando que todo nos ofrece una ocasión inmejorable de reflexión.

Aunque estemos en agosto y sea el mes vacacional nacional, no solo le pido a Dios, quiero pedir a cada uno que lea este escrito, que piense que puede hacer por el bien común y una vez pensado pase a la acción. Que se comprometa y dé lo que tenga. Seguro que algo tiene que dar, talento, tiempo, dinero, fuerza, optimismo o manos.

Este mes pensemos que los individuos tenemos en nuestras manos lo que será la década que estamos empezando. Porque como dice, en el inicio de un libro titulado: "la próxima década", George FRIEDMAN “en un siglo cuentan los acontecimientos; en un decenio las personas y sus decisiones.”