Páginas

domingo, 27 de febrero de 2011

APATÍA vs HYPATIA

La apatía es la enfermedad que asola a la ciudadanía española especialmente en los últimos tiempos. Se define en el diccionario como “aspecto intrínseco de una persona que muestra desinterés o una actitud negativa o desanimo ante determinados estímulos que lo rodean”. Hoy, en un momento en el que tenemos todo a nuestro alcance, sufrimos de una apatía tal, que no somos capaces de presionar a quienes están a nuestro servicio para que cumplan con sus cometidos. Al final, esta apatía se contagia y nos convertimos en una sociedad amorfa y pancista que no se mueve, que no responde y, lo que es peor, que acepta como normal una situación tan crítica como la que estamos viviendo ahora a nivel político, económico y social.
Frente a actitudes como esta, destacan figuras históricas recuperadas para la memoria como la de Hypatia de la película “Ágora” de Amenábar, que nos recuerdan el compromiso de una mujer con la coherencia, la ciencia y el conocimiento como forma de abordar problemas sociales y políticos que hoy lamentablemente siguen vigentes en nuestros días: el fanatismo y la desigualdad, la pobreza, la diferencia de culturas, la crisis de valores y la lucha por el poder a cualquier precio y el resurgir fanático de otras opciones.
Un claro ejemplo de cómo no ser apáticos y como abordar, desde el conocimiento y el compromiso, los grandes problemas con dignidad hasta el final. Hoy, en los inicios del siglo XXI tenemos otra Hypatia, en este caso americana. Su nombre es Elinor Ostrom y es también “la primera mujer en la historia, en este caso, en recibir el Nóbel de Economía”. Es una científica política y también ha sido criticado su reconocimiento, dicen que por no tratarse de una economista, deseo que no por su condición de mujer o lo innovador de su mensaje.
Algunos ejes de su aportación resultan especialmente interesantes en los tiempos que vivimos y en esos ejes, todos debíamos inspirarnos. Ostrom dice: “Los mercados pueden fallar, pero las soluciones del gobierno también podrían no funcionar”. Aunque pueda sonar derrotista, su mensaje es optimista, y se centra en el poder del auto-gobierno para salir con éxito incluso en las situaciones más difíciles. El trabajo de esta humanista y científica, está guiado por la lógica de la elección humana:”una sociedad autónoma debe estar compuesta de ciudadanos plenamente capaces de adoptar las preocupaciones del pensar y los problemas del vivir”. Algo que está claramente reñido con el sentimiento de apatía que nos invade actualmente.
Su mensaje es que “la esperanza no se encuentra en el estado, sino en la gente y que una sociedad de individuos libres y responsables que son capaces de formar asociaciones voluntarias, resolverá los dilemas por medio del auto-gobierno”.
Es nuestra responsabilidad, como ciudadanos y ciudadanas, el pasar a la acción. Trasformar la apatía en un compromiso personal como parte de la solución a este tiempo de crisis que vivimos y eso, está en gran medida en nuestras manos.

domingo, 6 de febrero de 2011

El capital más caro

Si hay algo que me parece estimulante es el reto intelectual y la capacidad de aprender, nos ayuda a mantenernos jóvenes y a disfrutar más de la vida.
Y para mantener viva la mente nada como no dar nada por supuesto, hacer suposiciones si, pero luego validarlas y comprobarlas. Seguro que al leer este titular se les ha venido a la cabeza algo económico, algo material. Un bien o activo tangible que tiene un buen precio y al final es posible tengan razón pero quizá no como pensaban.

Así que voy compartir con ustedes una reflexión que me hacia a mi misma el otro día.
A mi me enseñaron que existían 7 pecados capitales. Y que siempre pagas un precio cuando lo cometes. Un precio que no tiene que ver con rezar, confesarse y demás pero sí tiene que ver con el resultado final que obtienes en tu satisfacción personal y eso que todos buscamos que se llama felicidad. Dicho de otro modo, el pago tiene que ver con como te sientes y secundariamente con como afecta eso a los que te rodean. Eso que muchos libros de autoayuda llaman la autoestima, la autorrealización, el autoconocimiento, y el resto de autos.

Porque cuando algo te domina, tú no controlas, te acaba haciendo infeliz y acaba haciendo infeliz a tu entorno. Un envidioso no es feliz como no lo es un iracundo, avaricioso, o el resto. Y además tiene consecuencias que van más allá.
De todos esos pecados capitales, que no dejan de ser infracciones a las virtudes que definen lo éticamente correcto desde la edad media, el principal y el origen de “todos” los demás es la soberbia.

Y la virtud que trasgrede es la humildad. Por que soberbia es vanagloria, jactancia, fausto, altanería, ambición, presunción, desobediencia, falta de respeto, ….y un largo etcétera. Cuando somos soberbios dejamos de aprender porque dejamos de escuchar, dejamos de prosperar por que dejamos de mejorar, y estamos en los preámbulos del fracaso.

Hoy las personas, las empresas, los colectivos, los dirigentes, los políticos, los estudiantes, todos estamos pecando de soberbia. Nuestro mundo, el occidental peca de soberbia y ese es el precio que estamos pagando. Por eso estamos en crisis. Porque el modelo bajo el que nos hemos comportado es soberbio. Y como somos tan soberbios cuando algo debe cambiar en lugar de mirar en nuestro interior, de detectar nuestras debilidades miramos al otro y le culpamos o le exigimos.

Sólo siendo capaces de ver nuestros errores, siendo capaces de reconocerlos en privado y si es necesario en público seremos capaces de remediar muchos de nuestros males. Porque siendo humildes, aprendemos, mejoramos, respetamos, nos realizamos y quizás hasta triunfamos. Porque al final sólo saldremos de esta crisis que no solo es económica y financiera, cuando seamos todos más humildes. Porque el pecado capital que más caro pagamos es la soberbia.