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sábado, 2 de octubre de 2010

Se escribe con C

He dedicado más de 25 años a una disciplina cuyo nombre empieza con una letra, la “C”, que para mi tiene una gran significación. Una gran significación no porque sea la inicial de mi nombre sino porque es la inicial de palabras por las que siento una gran filia. Esas palabras podría enumerarlas hasta llenar hojas de este prólogo. Pero no lo terminaré sin hacer referencia a alguna de ellas: compromiso, confianza, coraje, comunidad, corazón, calor, caridad, cooperación, colaboración, conocimiento, compartir, consensuar, conjugar, comprender, conquistar, consistencia, coherencia, constancia, construir, ciudadanía, cuidar, conservar, creer, crear, crecer, concebir, cultivar, cultura, capacidad, competencia, cariño, conexión, convergencia, camaradería, consultar, cerebro, calma, conversación, coordinación, color, clave, concierto, común, célula, conceptos, consideración.
Se ha dicho y escrito mucho en el poder de las ideas y de las palabras.
Las palabras son mágicas ya que son marcos que nos refieren a valores a guías mentales. Existen palabras mágicas ya que con ellas hacemos y creamos realidades primero en nuestras mentes y luego con nuestros actos.
Pero el gran poder por encima de cualquier otro radica en su capacidad de comunicar. Las palabras como vehículo de expresión y de relación entre las personas. Las palabras como aquello que posibilita que podamos ejercer lo que nos diferencia como humanos, la capacidad de verbalizar.
Hasta las Religiones han reconocido la relevancia de la palabra y en la mía, la cristiana no puedo olvidar que cuando se define a Cristo se hace diciendo “La palabra se hizo carne y hábito entre nosotros”.
Así puesm no seré la única que entiende la relevancia de la comunicación para el desarrollo de mejores personas u organizaciones.
He leído y subrayado muchos libros y uno de ellos “Los 4 acuerdos” ofrece los 4 acuerdos para ser más feliz, uno de ellos nunca lo olvido quizá por estar especialmente relacionado con mi profesión y mi carácter “se cuidadoso con las palabras”.
Así pues, si la palabra es poderosa, como vehículo de comunicar que no será el hecho de comunicar. Dicho de otro modo, la comunicación emerge como CLAVE para la consecución satisfactoria y plena de la misión de personas y organizaciones.